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Actualizado: 14 de junio de 2025
Sí, es abrir tu hogar a todos los males: Si eres pobre y tomas mujer rica, serás esclavo hasta la muerte; si la mujer no tiene nada, serás más desgraciado, porque en lugar de un estómago, tendrás que alimentar dos...» »Quisiera besar a usted la mano, amable Esfinge, pero no puedo... El matrimonio pobre dije riéndome, es el efecto terrible.
Al pensar don Braulio en esto decía siempre para sí: «¿Por qué me casé con ella?» Y él mismo se contestaba lo que ya decía en la carta a Paco Ramírez: «Yo la amaba, y esto lo explica todo; ella me ha amado, quizá me ama todavía; su amor, aunque hubiera sido sólo de un día, compensa todos los males que presiento y que en adelante pueden sobrevenirme.»
»Pero encomiéndeseme la curación de la más leve enfermedad moral y se estrellará mi orgullo en el escollo de la impotencia. »¡Ah! ¡Es que hay otros males que no alcanza a curar la ciencia humana! Así perdí a la única mujer que ha sido dueña de mi cariño, a la madre de Magdalena. »¡Oh, Avrigny!
Apenas disminuido el miedo a los males del mañana, aumentó el valor para afrontar los males del presente, y la barbarie, la esclavitud, la servidumbre, el despotismo, la rapiña, las pestes, la guerra, la imbecilidad, la ignorancia y la miseria, que por 18 siglos habían coexistido con el pensamiento antiguo no pudieron coexistir con el pensamiento moderno, y vienen desapareciendo rápidamente con el crecimiento de éste por la educación liberal.
87 ¡Ah! ¡si partía el corazón ver tantos males, canejo! los perseguíamos de lejos sin poder ni galopiar; ¡y qué habíamos de alcanzar en unos vichocos viejos! 88 Nos volvíamos al cantón a las dos o tres jornadas, sembrando las caballadas; y pa que alguno la venda, rejuntábamos la hacienda que habían dejao rezagada.
Usted merece amor y todo lo que el corazón puede dar. Usted se llama desventurado, y su agitación, Lázaro, no tiene fundamento alguno. Hay males peores, males que nacen de repente en el corazón y crecen con tanta rapidez, que no dan esperanza de remedio. Todo lo que á la persona rodea entonces, todo lo que está dentro y fuera de sí, se vuelve en su daño.
Yo simbolizaría esta especie de sentimentalismo sin piedad que constituye su espíritu en una de sus últimas invenciones de guerra: los gases lacrimantes. Terminada la guerra no hemos resuelto nada. Nos esperan catástrofes, revoluciones, guerras, asolamientos y fieros males. ¿Lo ve usted? me dice un germanófilo . Si los alemanes hubiesen ganado, no ocurriría nada de esto.
Convengo en que a primera vista esta proposición parece fea; pero, créame usted, aceptándola, evitamos mayores males. Se mudará a un barrio lejano donde no la conozcan, cambiará de nombre mientras no pueda ostentar el mío honrosamente, se guardará el mayor sigilo posible... El señor Ángel levantó sus ojos doloridos y exclamó con amargura: ¡Proponer eso a un padre, D. Laureano!
E deseando é queriendo nosotros proveer en ello é por evitar grandes males é daños que se podian recrecer adelante, si lo susodicho no fuere castigado &c.
Lo que sé es que una mujer exaltada por el fanatismo religioso puede hacerse insufrible. ¡Qué feliz sería yo si tal hubiera aparecido á los ojos de V. desde el principio! ¡Cuántos males se hubieran evitado!
Palabra del Dia
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