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Actualizado: 9 de junio de 2025
Una de esas casas, en cada una de las cuales tiene abierta una candente y luminosa página el mundo. Donde las mujeres se presentan tales cuales son, arrojada la careta del decoro. Donde los hombres hacen gala de sus vicios. Yo no gozaba allí; pero estaba mejor que en otras partes, porque allí al menos veía claro, y no estaba obligado a fingir ni a violentarme.
»Yo me consagro pues todo entero á la mision de que estoy encargado; para vosotros viviré, para vosotros trabajaré sin descanso, mientras haya en mí un soplo de vida, y me lo permita Aquel sin cuya voluntad no puede caer de nuestras cabezas un cabello, y menos aun salir de nuestra boca una palabra profundamente sentida; Aquel, sin cuya inspiracion no puede brillar en nuestro espíritu una idea luminosa, ni un pensamiento de verdad y de libertad alumbrar nuestra alma.»
Aquí la ciencia del universitario se extendía en luminosa digresión para explicar á sus compatriotas la existencia del pañuelo entre los Hombres-Montañas, el uso incoherente que le dan y las cosas poco agradables que depositan en él.
Se adivinaba fuera del parque un gran movimiento de tropas. Pasaba otro cuerpo de ejército con sordo rodar de marea. Las cortinas de árboles ocultaban este desfile incesante que se dirigía hacia el Sur. Un fenómeno inexplicable conmovió la luminosa calma de la tarde. Sonaba á lo lejos un trueno continuo, como si rodase por el horizonte azul una tormenta invisible.
La penumbra del crepúsculo matutino se había trocado con rápida transición en claridad luminosa, apagándose las estrellas en el éter, matizándose las nubes de carmín y de oro y transmitiéndose por el ambiente despejado y limpio el movimiento, los colores y las formas de los distintos seres.
Las finas siluetas de hijos de familia, holgados dentro del smoking, hacían resaltar la fuerza muscular de Juan. Sus anchas espaldas, su rostro enérgico tenían cierta belleza, una belleza viril que hacía dominante su mirada luminosa, súbitamente dulcificada, hasta la más infinita ternura, cuando se posaba sobre María Teresa.
Era algo enorme y transparente que se había interpuesto entre los dos. Se veían, pero sin poder tocarse: estaban separados por una distancia dura y luminosa lo mismo que el diamante, que hacía inútil todo intento de aproximación. Cinta no sonreía nunca. Sus ojos estaban secos, esforzándose por no llorar mientras el marido permaneciese cerca de ella.
El hombre misterioso que lo habitaba debía de odiar tanto la luz del sol como la de la fe. El P. Gil dirigía luego la vista al cielo y daba gracias a Dios desde el fondo del corazón por haberle tenido siempre de su mano, por haberle hecho nacer y vivir en la región luminosa de las santas creencias cristianas.
Al mirar desde la cubierta la profundidad de sus bodegas, invadidas por el agua, se veía el portalón abierto en su flanco como la entrada de una caverna luminosa. Ferragut, mientras descargaban su buque bajo la vigilancia de Tòni, pasó los días en tierra, visitando la ciudad.
Las sombras envolvían y borraban los contornos de la casa, amontonándose en lo interior de los arcos y en los huecos de sus molduras de piedra; pero no intentaban siquiera acercarse a la abertura luminosa y feliz de los balcones, que las rechazaba con espanto.
Palabra del Dia
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