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Actualizado: 16 de mayo de 2025


El cura, sin tener un talento sobresaliente, ni una santidad que llamase la atención, era uno de esos sacerdotes, cuyo carácter, inclinaciones, estudios, educación, ocupaciones y hábitos los hacen perfectamente aptos para el desempeño de su ministerio. Hemos dicho modelo, y no ideal, porque los ideales son escasos.

Poco tuvo, pues, la señora que confiar a una criada tan penetrante y tan zahorí de cuanto pasaba en lo más escondido de su pecho. A los cinco días de la fecha de la última carta que hemos leído, empieza nuestra narración. Eran las once de la mañana. Pepita estaba en una sala alta al lado de su alcoba y de su tocador, donde nadie, salvo Antoñona, entraba jamás sin que llamase ella.

Ella sabía atraerles y retenerles a su alrededor por un medio menos heroico que el de la señora de Warrens; se hacía amar con menos exposición. Los unos conocían su posición, los otros creían en su virtud; todos estaban persuadidos de que su corazón estaba libre, y que el último poseedor, se llamase Villanera o Chermidy, había dejado una sucesión abierta.

Por miedo a que le viesen hecho una facha, se pasaba semanas y aun meses sin salir de sus barrios; y como no tuviera necesidad imperiosa que al centro le llamase, no pasaba de la Plaza Mayor. Le azaraba continuamente la monomanía centrífuga; prefería para sus divagaciones las calles obscuras y extraviadas, donde rara vez se ve un sombrero de copa.

Con lo cual creo haberte convencido de otra ventaja que llevan los batuecos a los demás hombres, y de qué cosa sea tan especial el miedo, o llámase la prudencia, que a tal silencio los reduce.

Llámase el quarto modo misto, por partipar de los tres ya dichos; llamaronle introito por entrar al principio; faraute por loa, en la Comedia, al auditorio ó festividad, en que se traze.

Y describía con rudeza la nueva vida del millonario. Todos le dominaban; todos estaban sobre él: la esposa, la hija, hasta aquel niño inaguantable de Urquiola, que le decía con la mayor insolencia: «Tío, no haga usted eso», «tío haga usted lo otroPor el momento, Sánchez Morueta sólo era el tío: pero no acabaría el año sin que el abogadillo le llamase papá.

El 29 llegó al Fuerte de Ledesma dicho Capitan comandante con sus hijos y el Asesor; y volviéndole á instar á la secuela de nuestro viage, y á hacerle cargo como habia dejado arrojado al práctico Guzman en el de Centa, y que habia fletado un caballo para venirse; que lo llamase, y se hiciese cargo que no encontraria otro práctico; que ¿como no dejaba quienes custodiasen el barco? Respondíome á esto, "que ya habia gastado bastante, y que no se le habia olvidado lo que habia de hacer."

Se alejaron, caminando lentamente sin saber dónde iban, errando a la ventura, doblando esquinas, pasando varias veces por la misma calle, con el pensamiento concentrado, los nervios estremecidos, prontos a gritar y haciendo esfuerzos por que su voz fuese débil, apagada, y no llamase la atención de los transeúntes que pasaban rozándoles por las estrechas aceras.

Está como Dios le ha hecho. Bebe y confórtate con él, y cuéntame luego lo que tengas que contar. Bebo al buen éxito de mis planes, contestó el Comendador, apurando el vino de su caña. Así sea, si Dios lo quiere, replicó el fraile, bebiendo también, y se dispuso á atender á don Fadrique con sus cinco sentidos. La celda no tenía mucho que llamase la atención.

Palabra del Dia

hociquea

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