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Actualizado: 16 de julio de 2025


Pero con gran chasco y disgusto de los espectadores, este entretenimiento fué suspendido mediante la intervención del alguacil de la ciudad, que no quería permitir que la majestad de la ley se violase con semejante abuso de uno de sus lugares consagrados.

¡Cómo no ha de aplaudir el libro de V. quien como yo desea con toda su alma una union de todos los pueblos, que acabe, si es posible, hasta con el nombre de la guerra, y en consecuencia haga que de uno á otro polo no haya mas imperio que el de la ley, y que esa sea siempre la expresion de la voluntad universal!

Con un violento esfuerzo, trató de dominarse, de recobrar su sangre fría, y consultando el alfabeto, deletreó letra por letra: «Señorita, el hombre con quien va usted a casarse es mi esposo ante la ley inglesa y el padre de mi hijo, que muy pronto no tendrá tampoco madre. Juana Dodson...» ¡Había leído bien! Esta vez la pluma se cayó al suelo. ¿Era verdad? ¿Era posible?

Jesucristo manda en su ley que no se cause daño á ninguno, sea amigo ó enemigo, sino que se perdone de corazón á cualquiera que nos ofendiere. Es verdad que eran vuestros enemigos y que habían maltratado vuestras haciendas, pero de un leve daño, no habíais de haber tomado satisfacción con tantas crueldades.

Los enemigos de la revolución afirmaban que era más urgente que el divorcio dar una ley obligando á las parejas á casarse, pues la mayoría de las gentes del país, para evitar gastos y molestias, prescindían de las formalidades del matrimonio, viviendo en estado natural, como sus ascendientes. Pero Doroteo se sentía ahora satisfecho de haber dado su sangre por el triunfo del divorcio.

Diré a la señora... yo... verídicamente, le tengo ley. Le quiero, si a mano viene, como hijo... Socórrale la señora, por ser de la casta que es; colóqueme a , y yo lo criaré. No, estos tratos no me convienen.

Tal vez esperaba la muerte como una liberación, aquella muerte cuya proximidad adivinaba al trabajar en el escandaloso edificio objeto de sus cóleras. Morir era una solución para aquel hombre sencillo, que se indignaba contra un mundo apartado de los sanos principios y contra la mala suerte que convertía en aprendices del crimen a los hijos de los servidores de la ley.

Pero, en este caso, ¿por qué no se cumplía la ley con igual rigor en lo tocante a las pompas del mundo? ¿Por qué continuaba pagándose de ellas con el mismo fervor del primer día?

El amor maternal, no obstante, y casi tanto como el amor maternal uno a modo de orgullo de artista que se deleita en su obra, siempre me impidieron desear, en el juicio de Lucía, la menor indulgencia que implicase relajación o quebranto en la ley por cuya virtud su espíritu había de dictar un fallo.

Usté es un probe como yo, pero con más suerte, con más aquel en su ofisio, y si ha hecho dinero, bien se lo yeva ganao. Yo le tengo mucha ley, señó Juan. Le quiero porque es un mataor de vergüensa, y yo tengo debiliá por los hombres valientes. Los dos somos casi camarás; los dos vivimos de exponer la vida.

Palabra del Dia

dubenic

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