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Actualizado: 29 de mayo de 2025


Pero cuando los jazmines extienden su perfume por los alrededores, cuando las hojas del laurel cerezo nos caen sobre la cabeza, cuando los pinos sacudidos por el viento suenan como liras y cuando las velas blancas se dibujan a lo lejos sobre el mar, entonces sería preciso ser bien ciego y bien sordo para ver y oír otra cosa que el amor.

El fuego le había empujado a un extremo de la plaza; pero apenas se refrescó el ambiente, volvió a la puerta del cafetín, cerca del laurel cargado de buñuelos, cuyas ramas se habían tostado. La falla seguía ardiendo, con sus estallidos de leña vieja, que sonaban como tiros.

Perdóname y pide a la fortuna, en el mejor modo que supieres, que nos saque deste miserable trabajo en que estamos puestos los dos; que yo prometo de ponerte una corona de laurel en la cabeza, que no parezcas sino un laureado poeta, y de darte los piensos doblados.

Dixe entre : si yo viniese á verme En la dificil cumbre deste monte, Y una guirnalda de laurel ponerme; No envidiaria el bien decir de Aponte, Ni del muerto Galarza la agudeza, En manos blando, en lengua Radamonte. Mas como de un error siempre se empieza, Creyendo á mi deseo, di al camino Los pies, porque di al viento la cabeza.

Lope de Vega, á la verdad, le consagra en su Laurel de Apolo algunas frases de alabanza que nada prueban y significan, cuando observamos que otras iguales y más exageradas se consagran en la misma obra á poetas muy inferiores á Alarcón.

D. Agustín Durán poseía una comedia manuscrita de Belmonte, titulada El acierto en el engaño y robador de su honra, fecha en diciembre de 1641. De la licencia que la acompaña, resulta que se prohibió al principio por indecente, y que se alzó después esa prohibición. Hijos ilustres de Madrid, por Baena. Lope, Laurel de Apolo. Hijos ilustres de Madrid.

Conviene saber que no todos los tomos llevan el mismo título; así, por ejemplo, el IV se denomina Laurel de comedias; el XIV, Pensil de Apolo; el XXXI, Minerva cómica; particularidad que ha extraviado á muchos literatos, haciéndoles creer en la existencia de otras tantas colecciones distintas, cuantos eran los diversos nombres de esas mismas partes.

Traían los cabellos sueltos por las espaldas, que en rubios podían competir con los rayos del mismo sol; los cuales se coronaban con dos guirnaldas de verde laurel y de rojo amaranto tejidas. La edad, al parecer, ni bajaba de los quince ni pasaba de los diez y ocho.

El que dirigió el alegre santuario, dió más tarde ancho campo á la valentía de sus concepciones, en las magníficas obras de San Agustín de Manila, cuyo templo forma una hoja de laurel con el ilustre apellido de Herrera. El pueblo de San Pedro Macati, perteneció á los padres jesuítas; á la salida de estos, fueron comprados sus terrenos y hacienda por el marquesado de Villamediana.

El astrólogo fingido. Amor, honor y poder. Los tres mayores prodigios. En esta vida todo es verdad y todo es mentira. El maestro de danzar. Mañanas de abril y mayo. Los hijos de la fortuna. Afectos de odio y amor. Ni amor se libra de amor. El laurel de Apolo. La púrpura de la rosa. La fiera, el rayo y la piedra. También hay duelo en las damas. El postrer duelo de España. Eco y Narciso.

Palabra del Dia

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