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Actualizado: 27 de mayo de 2025


Primero el disparo aislado del preferido que paga mejor; después tiroteo graneado; y al fin descargas cerradas, mientras el colombaire se agitaba como un energúmeno, con la fiebre de la destrucción, y rugía «¡a ell, a ellcomo si su voz fuese el ladrido de toda una jauría.

Me puse de codos en el alféizar, y allí pasé la noche, solo con mi dicha y mis recuerdos. El constelado firmamento hacía gala de sus pálidos fuegos, la tierra dormía silenciosa, y de cuando en cuando se oía a lo lejos el ladrido de un perro o el canto de un gallo.

Un ruido a lo lejos, una voz, el aleteo de los pajarracos nocturnos, el chillido de las alimañas invisibles, el ladrido de un perro, les hacían ocultarse, tenderse en el suelo entre los jarales punzantes, sofocados por el peso de la mochila. Al partir del campo fronterizo de Gibraltar pagaban por trasponer la línea del resguardo.

Me parecía oír el canto del viejo, el ladrido de los perros y los ruidos de la batalla. Hacía mucho tiempo que no había experimentado inquietudes semejantes. Ya sabe por qué he venido a verle... ¿Qué piensa usted de todo esto, Hullin?

Ni siquiera excitaron sus pasos el ladrido del perro que estaba siempre bajo el porche. El vigilante animal había ido también a la fiesta con la familia. «Están todos en el baile pensó Febrer . ¿Si yo fuese al pueblo?...» Dudó largo rato. ¿Qué podía hacer allá?... Repugnábanle estas diversiones, en las que su presencia de forastero parecía despertar cierta molestia entre los payeses.

Pues vais a ver; estaos quietos ahí. Y apartándose poco trecho de ellos se agazapó al lado de una puerta y soltó tres chillidos descomunales, idénticos a los que lanzan los perros cuando se les castiga. Un ladrido inmenso, furioso, universal, resonó inmediatamente por los espacios.

De noche dormía con zozobra, y muchas veces, al menor ladrido del perro, saltaba de la cama, lanzándose fuera de la barraca escopeta en mano. En más de una ocasión creyó ver negros bultos que huían por las sendas inmediatas. Temía por su cosecha, por el trigo, que era la esperanza de la familia, y cuyo crecimiento seguían todos los de la barraca silenciosamente con miradas ávidas.

El pavo los miró; ellos le miraron y se detuvieron. Hizo él la rueda y les echó una arenga, es decir, que después de soltar dos o tres estornudos, que son la interjección natural del pavo, les soltó esa carcajada que parece ladrido.

Se echó a reír a carcajadas; pero sus labios temblaban, y su risa parecía el ladrido de un perro con frío. ; voy a dar orden de que cierren siempre las puertas. Le ruego a usted que me perdone; ha sido un descuido del personal. Para usted tal descuido acaso no tenga importancia, mientras que para podría tenerla muy grande. Pero le perdono a usted por esta vez.

Pasado un rato, Manolo se alejó de nuevo cautelosamente, y, rodeando el grupo, fue a situarse en el extremo opuesto. Desde allí lanzó otros tres lamentos como los anteriores, y el mismo ladrido atronador pobló el espacio respondiendo a ellos. La muchedumbre se alborotó nuevamente, pero con mucho mayor estrépito. Todos hablaban a un tiempo y lanzaban furiosas exclamaciones. ¡Esto es horrible!

Palabra del Dia

condesciende

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