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Actualizado: 5 de mayo de 2025


Toda la vida juntas; toda la vida unidas por la orfandad necesitada de defensa, por la alegría que colorea la pobreza, por el deseo de crearse una posición antes de que terminase su juventud, ¡y verla morir ante sus ojos, entre tormentos desgarradores, sin poder salvarla, sin encontrar el medio de hacer plácidos y dulces sus últimos instantes!...

En este intérvalo recorrió el P. Morillo la distancia de 352-1/2 leguas, mientras que el coronel Cornejo habia empleado 30 dias para sacar sus canoas del rio de Ledesma, y otros 34 para llegar poco mas allá de las juntas del rio Colorado con el de Jujuí. En el diario que examinamos, esta distancia se halla distribuida del modo siguiente: Leguas.

Tirso estaba menos cohibido ante ella que en su primera visita, porque ya se habían hablado algunas veces en las juntas de la hermandad. ¿Sigue Vd. contento en Madrid? le preguntó la Condesa, indicándole que tomara asiento. Trabajo no falta, y algo me distrae; pero mi situación va siendo anómala, y esto me desagrada bastante. Estamos, sin embargo, muy satisfechos de Vd.

Llegado el domingo, fue el tutor de Susana a visitar a su pupila, la cual, después de referirle lo que ocurría, le dijo en sustancia, poco más o menos, lo siguiente: No me importa estar aquí un año más: tarde V. lo que quiera en ponerme al tanto de lo que es mío, administre V. como le acomode, pero quiero que pague V. cuanto Valeria debe al colegio, de modo que continúe tan considerada como antes: quiero también que haga V. esos pagos a nombre del caballero que antes venía a verla, para que nadie le eche en cara su pobreza; y deseo, por último, que salgamos juntas del colegio y vivamos luego como hermanas; es decir, que venga a mi casa, porque de vivir como hermanas me encargo yo.

Bien conocía él que no había en el lugar una persona, ni varias juntas, que pudieran reemplazarle con éxito en sus diferentes empleos; pero el mundo no estaba yermo ni falto de hombres de Estado rústicos, los cuales podrían buscarse y traerse de fuera del lugar para que a él le reemplazaran.

En el fondo de un arco sepulcral revestido de mármoles negros, arrodillada delante de un reclinatorio, con las manos juntas y la cara vuelta hacia el altar, vieron, en efecto, la imagen de una mujer tan bella, que jamás salió otra igual de manos de un escultor, ni el deseo pudo pintarla en la fantasía más soberanamente hermosa. En verdad que es un ángel, exclamó uno de ellos.

¿Qué puedo hacer por ella? exclamé, extendiendo hacia él mis manos juntas. ¡Exija usted lo que quiera! Aun cuando diera mi propia vida para salvar la suya, no le habría dado todo lo que le debo.

Miró don Quijote a todas partes, y no vio persona alguna; y luego, sin más ni más, se apeó de Rocinante y mandó a Sancho que lo mesmo hiciese del rucio, y que a entrambas bestias las atase muy bien, juntas, al tronco de un álamo o sauce que allí estaba. Preguntóle Sancho la causa de aquel súbito apeamiento y de aquel ligamiento.

Un tinte lívido invadió su cara enflaquecida y afeitada, sus ojos se agrandaron asustados como á la vista de un espectro, tembló con todos sus miembros y, las manos juntas, los labios balbucientes, dijo muy bajo, como si temiera hacer desvanecerse aquella dichosa visión: ¡Cristián! ¡Cristián! ¿Es posible? ¡Cristián!

Mas resuelta a huir de los extremos, a ser como todo el mundo, insistió en seguir a las demás beatas en todos sus pasos, y aunque sin gusto, entró en todas las cofradías, fue hija y hermana, según se quiso, de cuantas juntas piadosas lo solicitaron. Dividía el tiempo entre el mundo y la iglesia: ni más ni menos que doña Petronila, Olvido Páez, Obdulia y en cierto modo la Marquesa.

Palabra del Dia

condesciende

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