Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 25 de octubre de 2025


Sin encomendarse a Dios ni al diablo, en cuanto la vio salir de San Isidro, se emparejó con ella, la saludó muy cortésmente, y con su cruz a cuestas y todo supo demostrar que él era ante todo, y aun camino del Calvario, un cumplido caballero; si había charcos él era el que se metía por ellos para evitar el fango a los pies desnudos y de nácar de aquella ilustre señora, su compañera.

Que enganchen. Sorprendiose la vieja de verla tan madrugadora; mas obedeció sin resistencia, y al cabo de media hora se apearon ambas ante el pórtico de San Isidro el Real. Esperad aquí dijo Paz al lacayo. ¡Qué capricho! murmuraba la dueña modernizada. ¡Al demonio se le ocurre venir tan lejos a misa! No vamos a misa.

¡Mi pobre don Pepe! exclamó Isidro . ¡

Traga-santos vendió hasta los clavos de su casa para realizar su propósito de reedificar la ermita de San Isidro; y como aquello no bastase, anduvo de pueblo en pueblo pidiendo limosna para tan santa obra, por cierto con mucho fruto, particularmente en Cabezudo y Barbaruelo.

Un domingo por la mañana, Isidro y Feli bajaron al Rastro. La tarde anterior, el joven había hablado con acento de resolución. Feli, de mañana no pasa. Ya es hora de vivir juntos. Estoy harto de que vaguemos por los desmontes como gitanos. Yo trabajo para ti y tenemos derecho a formar nuestro nido. Feliciana dudó un instante. ¿Y su padre?... Pero una mirada de él bastó para vencer su resistencia.

Los negocios andan mal; en verano no se encuentra trabajo; pero ya llegará la buena época, cuando la gente regrese a Madrid, y entonces pagaré todos los atrasos de una vez. Vaya usted tranquilo, señor de Maltrana. Nada le pido; que Dios no nos abandone, y todos viviremos. Isidro encontraba cada vez más dura y difícil su existencia.

En Madrid no encontraba quien le diese pan, pero siempre volvía a casa con los bolsillos llenos de papeles. Los camaradas le ofrecían periódicos para que leyese sus artículos; los autores le regalaban libros con pomposas dedicatorias. «Al erudito y notable escritor Isidro Maltrana, su admirador...» ¡Le admiraban! ¿Por qué? Tal vez por su miseria.

Por de pronto, le matricularon en San Isidro; y después, curso tras curso y con regular aplicación y bastante aprovechamiento, llegó el estudiante a las vísperas del bachillerato al cumplir los catorce años de edad. Tenía entonces su padre cincuenta y cinco, y su madre..., ¿quién era capaz de saberlo, ni para qué cansarse en averiguarlo?

Irá usted al campo... allá por el puente de San Isidro.... Pero ¡que cabeza la mía...! se me olvidaba lo principal, que es darles los tres mil reales. Otro día lo da. Tienen ahí ciento cuarenta duros, ó sean dos ochocientos reales....»

ROSQUILLAS DE SAN ISIDRO. En un cazo se baten dos docenas de huevos, con 100 gramos de azúcar; al quedar bien batidos se añade medio litro de aceite fino y 800 gramos de harina. Se echa sobre el mármol y se trabaja mucho la pasta, hasta que quede todo bien mezclado.

Palabra del Dia

acochan

Otros Mirando