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Actualizado: 4 de mayo de 2025
Enterado por su amiga Isabel Mazacán de la orden del día dada por el marqués de Butrón en la casa de Currita, apresurábase a poner en conocimiento de la primera autoridad de la provincia la manifestación de mantillas y peinetas que las damas de la aristocracia preparaban para aquella tarde en la Fuente Castellana.
Es indudable sin embargo que en su reinado se hicieron cosas importantes á la felicidad de España; pero no es suya la gloria, sino del saber i virtudes de su primera esposa la reina doña Isabel; matrona ilustre, digna en todo de haber nacido en un siglo donde no imperase en la mayor parte de los hombres el bárbaro fanatismo, enemigo oculto de Dios, de la cultura de los entendimientos i de la felicidad de los mortales.
Colón pudo pues volver a Castilla a lucir su descubrimiento y a que los reyes Don Fernando y Doña Isabel le aprovechasen.
Reconozco, no obstante, que mi drama no hubiera sido tan aplaudido y celebrado a no ser por el mérito de los actores y de las actrices que me hicieron la honra de representarle. Fueron éstos la simpática señora doña Rosario Conde y Luque de Rascón, las dos señoritas doña María y doña Isabel de Valenzuela y los Sres. D. Alfonso Danvila, D. Javier de la Pezuela y D. Silvio Vallín.
Mi sobrinita le quiere a usted... Usted la quiere a ella... Se casan ustedes, y en paz. Para llegar ahí hay mucho camino que andar. Se andará dijo Isabel. Bueno manifestó el conde sonriendo y dirigiéndose a la vez a su hija y a mí. ¿Y qué quieren ustedes que yo haga en este asunto?
Genoveva, ¿quieres leer este trozo de la vida de Santa Isabel? dijo alargándole el libro. Con mil amores, señorita. Mira, ahí donde dice: Cuando su marido... Genoveva comenzó a leer para sí el párrafo; pero muy presto la interrumpió María, diciéndole: No, no; lee en voz alta.
La presencia de espíritu de la chacha Ramoncica nos salvó de un escándalo y tal vez de un drama sangriento. ¿Qué hubiera sido de mi pobre D. Gregorio, tan grueso como está y saliendo al campo en desafío? Sólo de pensarlo se me erizan los cabellos. La chacha, por fortuna, se llevó a D. Pepito al cuarto de Isabel. Así nos salvó. Yo le he quedado muy agradecida.
La oportuna carta de la reina Isabel podía explicarla por completo, porque el olvido de la abdicación quedaba con ella satisfecho; y desagraviada Currita, pudo a tiempo renunciar a su revancha.
Al contrario, hijo. Yo no tengo ojos nada más que para mirarte a ti. Y desde que tú me gustas he perdido el gusto de todas las demás. Ella, insistía con calor, llamándome embustero, gitano, comediante. Al fin, una noche, más por complacerla que por otra cosa, le dije: Pues, si he de serte sincero, la que allí me parece mejor es tu prima Isabel. ¡Dios eterno, qué hice!
Isabel Martí, del arpa, doncella, hija de Rafael Martí, menor, del arpa, negociante de oficio, difunto y de Catalina Pomar su mujer; natural y vecina de esta Ciudad, de edad de cuarenta años, reconciliada y presa segunda vez, por judaizante: salió al Auto en forma de penitente y leída su sentencia con méritos, abjuró de levi: fue gravemente advertida, reprendida, conminada y condenada en doscientas libras y destierro por tres años en una Villa con confinación en el Reino, pena de doscientos azotes.
Palabra del Dia
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