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Actualizado: 13 de julio de 2025
Mis funciones me hacían indispensable, me vigilaban, y no me fue posible tentar la fuga. Sí, sí, usted dice eso; pero estoy segura de que se ha divertido mucho repuso Diana. ¿Había mujeres lindas entre las invitadas? Algunas. ¿Y ustedes qué han hecho durante el fin de la estación a la orilla del mar? ¡Aquello debía estar espantosamente triste, cerrado el Casino, abandonada la playa!
En los palenques no cabía ni un caballo más y bajo los ombúes estaban los carros en que habían llegado las familias invitadas que se diseminaron por los jardines y el monte, anticipando comentarios sobre el esplendor de aquella fiesta excepcional.
¡Qué delicioso perfume de flor de azahar! exclamó Francisca apoderándose de un plato de mostachones para presentárselo a las invitadas. Es un perfume de circunstancias... Hoy, fiesta de Santa Catalina, todo debe ser flor de azahar. ¡Oh! dijo haciendo monadas la Roubinet, yo prefiero unas gotas de ron en el té... Si me hace usted el favor, Magdalena...
Apenas un movimiento un poco rápido del pecho y un ligero temblor de sus hermosos ojos indicaban la angustia que la torturaba. Estaba en apariencia tan tranquila como la más indiferente de las invitadas de Harvey. Tragomer eligió aquel momento para levantarse y saludar á la cantante. Jenny le vió aproximarse y un escalofrío recorrió sus carnes satinadas, pero no volvió siquiera la cabeza.
No era, pues, en verdad aburrida la existencia en los Genets, porque familias de las invitadas, hermanos y amigos componían una divertida y animada colonia, pronta siempre a distraerse con los ejercicios de práctica en el campo, menudeando los paseos en coche, las partidas de pescas, los lawn-tennis por la mañana, pasándose las noches en inocentes juegos alternados con tal cual rigodón.
Detrás de él marchaban, lo mismo que un séquito, sus amigos, sus parásitos brillantes, varias damas invitadas, toda su corte. Habían entrado en el Casino.
En la actualidad la señora de Alzaola es individua de varias juntas de beneficencia, hace con frecuencia donativos de consideración que anuncían los periódicos, y suele mandar que paguen a su lavandera con bonos de los que el Ayuntamiento distribuye a los pobres. Otra de las invitadas era Pura Menguado, una casi niña, de diez y nueve años, sobrina de la condesa de Busdonguillo.
Palabra del Dia
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