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Actualizado: 11 de junio de 2025


Sólo me lisonjea y me contenta el figurarme que él ha de guardar dulce recuerdo de las dulces horas que pasó conmigo; de nuestros íntimos coloquios y de nuestra ternura. Fue tal la ligereza de aquellas efímeras relaciones, que ni yo le rogué que me escribiese ni él me ha escrito. De estas relaciones, sin embargo, me dejó él una prenda preciosa.

Ya no tenía compasión de la enferma; ya no había allí más que nervios... y empezó a pensar en mismo exclusivamente. Entraba y salía a cada momento en la alcoba de Ana; casi nunca se sentaba, y hasta llegó a fastidiarle el registro de medicinas y demás pormenores íntimos. El médico tuvo que entenderse con Petra.

A partir de ese día, fecundo para mi en acontecimientos íntimos, estalló de pronto una revolución que rugía sordamente en mi espíritu desde hacía algunos meses, y cambió completamente mi modo de ser para con mi tía. Por aquel tiempo el cura y yo repasábamos la historia de Francia, que me jactaba de conocer muy bien.

Dueño de estos recuerdos íntimos, he pensado muchas veces en si debía esconderlos en el cajón más profundo de mi secreter o entresacar de ellos un pequeño extracto acompañado de algunas observaciones para la familia, al objeto de que los restos del alma de semejante madre, no se evaporen por completo sin haber sido, cuando menos, leídos de sus nietezuelos.

Si me quedo solo en casa, dixo, tendré preocupado el ánimo con mi triste aventura, no comeré, y caeré malo; mas vale hacer una frugal comida con mis amigos íntimos, y con su amena compañía olvidarme del disparate que esta mañana he cometido. Fuése al convite; y viendo que estaba algo triste, le obligáron á que bebiese para disipar su melancolía.

Comunicaba esta pieza por un lado con el tocador de la señora y éste con su dormitorio; por el otro con un saloncito donde solía recibir a sus amigos los martes por la tarde o jugar al tresillo de noche con los íntimos. En el boudoir sólo entraban algunas pocas amigas de confianza que iban a visitarla en horas no señaladas.

Por lo pronto había adquirido yo una cualidad regia, la de no revelar todo mi pensamiento o mi plan, ni aun a mis más íntimos amigos. Había tomado una resolución irrevocable.

Cómo se arregló Mendoza para llegar a ser al cabo de algunos meses uno de los íntimos de la casa y acompañantes preferidos por el general, fue cosa que nadie supo. Y, sin embargo, era muy sencillo de explicar. Mendoza sufrió una temporada la frialdad del conde y el desdén de la condesa con gran filosofía, y siguió asistiendo constantemente a la tertulia.

Llevaban a prevención algunas botellas, y al quedar vacías éstas, probaron a beber cierto alcohol de tocador, agua de Colonia o algo semejante, riendo de las muecas y náuseas que el líquido perfumado provocaba en algunos. Cuando más contentos estábamos, surgió la pelea entre el belga y ese alemán pariente de Nélida, los dos amigos más íntimos, siempre juntos desde que entraron en el buque.

Ello es que la tertulia de casa de D. Acisclo volvió a renacer, trasladándose a casa de doña Luz. Los íntimos asistían a ella todas las noches; a saber, don Acisclo, D. Anselmo, el cura, Pepe Güeto, su mujer y el P. Enrique. La pasada animación renació también con la tertulia.

Palabra del Dia

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