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Actualizado: 28 de junio de 2025
Recogióse en su Rancho ofreciendo á Dios su vida en sacrificio por el bien de aquellas almas, y estuvo toda aquella noche esperando le viniesen á matar; mas Nuestro Señor le libró para otras cosas de su servicio, porque avisados los infieles por la dicha india de que el Padre Misionero sabía ya sus intentos, no se atrevieron á darle la muerte, recelando también no viniesen luego los españoles á vengarla.
Tal era su agilidad en los movimientos, su rapidez y violencia en las acometidas y su instinto maravilloso para secundar y ayudar los intentos, trazas y ardides de su real jinete.
En el año de 1473 volvieron á turbar el reino con sediciones, encaminadas ahora contra los judíos que se habian cristianado, i encubriendo sus intentos de oprimirlos i robarlos con decir que judaizaban.
Que el orador, con su poderosa labia, se encargase de convencer al belicoso barón. Debían bajar juntos, pero solamente para almorzar en un buen hotel, dándose explicaciones a los postres los dos rivales; y él, por amor a la buena amistad y la concordia, iría hasta el sacrificio, pagando el champán a toda la compañía... Pero el señor Maltrana cerraba los oídos a tales intentos de seducción.
Así nos pinta, como en bosquejo, los esfuerzos de los hombres y de los demonios para apartarle de sus intentos; mas todo se desvaneció, porque cuando Dios le llamaba, ni persuasión de razones, ni terror de peligros, ni embarazos que se le atravesasen, eran poderosos para apartarle de sus intentos.
Una de ellas fue asegurar que en el año 33 enviaron los judíos á Jerusalen dos mensajeros a quienes llamaban Atanasio i José para que hiciesen una protestacion de palabra, no solo en nombre de los de Toledo, sino en nombre de los de toda España, para embarazar los intentos de los escribas i fariseos.
Aunque tuvo intentos de eludir su saludo no pudo hacerlo: al cabo vino hacia ellos sonriente y afectuoso como lo estaba siempre aquel joven eminente, y les abrazó con efusión. ¡Ustedes por aquí!... ¡Cuánto me alegro!
El cacique y los nobles, juntos en Consejo, determinaron echar el resto de sus fuerzas y poder para reparar los daños y ruina de su religión, mas no sin temor de salir con sus intentos, cuando aún sus mismos dioses temían. Mientras esta gente estaba en arma y en confusión, se adelantó el Santo Misionero con Patozi y dos muchachos muy fervorosos, dejando toda la demás gente algo distante.
El soldado dijo: -No, sino juguemos hasta cien reales que yo traigo, en amistad. Yo, codicioso, dije que jugaría otros tantos, y el ermitaño, por no hacer mal tercio, aceptó, y dijo que allí llevaba el aceite de la lámpara, que eran hasta doscientos reales. Yo confieso que pensé ser su lechuza y bebérsele, pero ansí le sucedan todos sus intentos al turco.
Pero, si estorba nuestros intentos la fortuna, antes que esclavos de los árabes, mírenos muertos el mundo, i antes que muertos ó vencidos, démosle otras muestras del valor que heredamos, del aliento que tenemos i del poder con que nos resistimos.» Levantó Rodrigo un ejército de noventa mil hombres i con ellos llegó á los campos de Xerez.
Palabra del Dia
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