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Actualizado: 11 de octubre de 2025


El jueves Santo llegó con una noticia que había de hacer época en los anales de Vetusta, anales que por cierto escribía con gran cachaza un profesor del Instituto, autor también de unos comentarios acerca de la jota Aragonesa. En casa de Vegallana la tal noticia estalló como una bomba.

El P. VIEYRA ya conoció esto, y reprehendió eficazmente á los Predicadores que hacen decir á las sagradas Escrituras lo que ellos se imaginan, y tal vez fingen; y aun prueba con argumentos concluyentes, que en esto cada dia faltan á su verdadero instituto.

Cansado el cabildo con las repetidas y largas ausencias del superintendente á causa de las contínuas obras de su Instituto, en que le ocupaba la obediencia de sus superiores, y despues de haberle reclamado en balde con repetidas cartas, se vió en la necesidad de nombrar en 19 de marzo de 1626 á Juan de Aranda Salazar para que dirigiese la obra; y desde entonces cesó el Hermano Alonso de asistir del todo á ella.

A los ojos del poeta, el monje desagradable habria sido la personificacion del instituto; y en castigo del mal recibimiento, hubiera sido condenado este género de vida, y acusado de abatir el espíritu, estrechar el corazon, apartar del trato de los hombres, formar modales ásperos y groseros, y acarrear innumerables males sin producir ningun bien.

Presidente del Ayuntamiento. Fiscal de la Audiencia de la Habana. Presidente Consejo Provincial. Director General Obras Públicas. Director de Sanidad. Director de Beneficencia. Director del Instituto. Director del Hospital Número Uno. Primer Jefe del Cuerpo de Bomberos. Director Casa Beneficencia. Secretario General Cruz Roja B. Sánchez Fuentes. Director del Censo de Población. Dr. Juan O'Farrill.

Don Pedro pertenecía al grupo de aquellos señores del Instituto que pagaba el gobierno para que fastidiasen con sus explicaciones y sus exámenes á la juventud. Recordaba aún los dos años que había pasado en su cátedra, como en una cámara de tormento, sufriendo el suplicio del latín.

Todos reconocían que tenía mucha disposición y que si se aplicase sería el número uno del colegio; desgraciadamente, durante el curso estudiaba poco, y sólo al llegar el último mes apretaba de firme; pero le bastaba para sacar en el Instituto tan buenas notas como el primero.

Pepe y Millán se conocieron en 1862, cuando a los catorce o quince años cursaban en el Instituto del Noviciado primero de latín. Eran ambos entonces de escaso desarrollo físico, pero inteligentes, guapos, listos sin exceso de picardía, y avisados sin sobra de malicia.

El imperio de la chaqueta era tan general como lo real; por entonces todos vestían chaqueta, como todos pertenecían á una corporación, municipio, archicofradía ó instituto real. Todo era chaqueta y todo era real. La majestad andaba en chaqueta.

Lo cual notado del ingenio mío, Me animó á que cambiase de instituto, Y á trocar el desierto por el río; Y aquél, como se precia de muy justo, Temí que esta niñez me agostaría O á buen librar que me volviera en bruto.

Palabra del Dia

neguéis

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