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La estrechez del sendero no les permitía caminar de dos en dos. Lili llevaba su manta o gabancito azul con las iniciales de su ama. Sofía apoyaba en su hombro el palo de la sombrilla, y Teodoro llevaba en la misma postura su bastón, con el sombrero en la punta. Gustaba mucho de pasear con la deforme cabeza al aire.

En todos los álamos del río grabé las iniciales de Linilla, o una sola letra, una «L», para que me recordaran a cada paso el nombre de mi amada. Pero mi sitio predilecto era la peña más alta de la colina. Desde allí descubría yo las cumbres más elevadas de la Sierra. Detrás de una de ellas estaba el pueblo de San Sebastián donde moraba la pobre niña.

Después que la cerró, se levantó, pero se detuvo y volvió á sentarse y sacó otro papel y escribió otra carta. Aquella carta era para el padre Aliaga. Decía así, después de la indispensable cruz y de las iniciales de la sacra familia: «Ilustrísimo y excelentísimo señor inquisidor general: He recibido la carta en que vuestra excelencia ilustrísima tiene la bondad de reprenderme.

También parecía su rostro al que suelen poner los sastres a sus figurines; y era tan antipático y repulsivo como el de ellos. Vestía un batín de terciopelo color perla con muchos y primorosos adornos; traía en los pies zapatillas del mismo género y color con las iniciales bordadas en oro.

El movimiento en favor de la independencia comenzó en los primeros años del siglo diecinueve en el Perú, que para esa época era el baluarte del poder español; pero los movimientos iniciales fueron suprimidos con gran severidad, siendo Ubaldo y Aguilar los primeros mártires de la emancipación peruana. En 1820 vino en auxilio de los peruanos el general argentino San Martín.

Ella creía tener un ideal de propia que había ido realizando y como trayendo fuera, merced sin duda a su misma energía, pero auxiliada de circunstancias dichosas e iniciales que debía a la Providencia, y en que no todos, sino pocos, se hallan. Se juzgaba, pues, como favorecida por Dios, y por lo mismo con más obligaciones que cumplir. Por cada favor divino, una obligación sagrada.

El Dragón era de una Sociedad franco-holandesa para la trata de negros, que tenía sus principales accionistas en Amsterdam, Saint-Malô y Nantes. Esta Sociedad no firmaba mas que por sus iniciales: V.d.H., Z. y C.'ía. Comparado con los de hoy, aquel barco daria rísa.

Entonces la tonta fui yo... Un día cuando aún no sospechaba cual fuera la causa del retraso en el pago de la renta, me encontré leyendo un periódico, con la noticia de que había quebrado una de las casas más fuertes de Madrid; el nombre y apellidos del banquero estaban indicados por iniciales; U. G. P., es decir, Ulpiano García Pignorado. Corrí a su casa con mi tía. El pájaro había volado.