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Actualizado: 10 de mayo de 2025


Y el muy pillo silabeaba en el oído de su mamá estas palabras más tenues que el aleteo de una mosca: Dice papá que yo salgo a ti, qué soy un loco. Con terror vio la ingeniosa señora que pasaban uno tras otro los días de la segunda quincena de Agosto, porque, según todas las señales, tras ellos debían venir los primeros de Setiembre.

La llamé aparte: «Estás triste, hija mía; ¿por qué no te diviertes, por qué no conversas, , que eres tan espiritual y tan ingeniosa?» «No me respondió; no me atrevo, ni me conviene, porque en seguida la hacen a una reputación de sabihonda, de marisabidilla, y la aislan a una más.

Jacobo no se convertirá para siempre en Herbert Carlton á fin de imitar á Jenny Hawkins por medio de esta ingeniosa sustitución. No, Sorege; no caeremos más en sus artimañas. Está usted descubierto y en cuanto Jacobo hable una hora con Lea Peralli, estará en situación de confundirle á usted y de rehabilitarse, puede usted estar seguro.

Licencia para la representación: «Es de las muy buenas comedias que ha escrito Lope de Vega: la fábula ingeniosa; los versos muy poéticos, escogidos y sentenciosos, con discretos avisos para la vida humana y toda digna del theatro de la corte. Madrid 11 de X.bre 1626. La hoja que lleva el título, medio estropeada, contiene la distribución de los papeles del primer acto: El conde Octabio Autor.

Menéndez, cuyos prólogos en cambio son encantadores y se leen con mayor interés y deleite que la más ingeniosa y apasionada novela.

Se perdió toda esperanza de salvarlo; recibió la Extremaunción; escribió en su lecho de muerte una carta ingeniosa al conde de Lemos, que precede al Persiles, y murió el 23 de abril de 1616, á los setenta y nueve años.

Todo era convencionalismo y frase ingeniosa en aquel hombre que se había emperejilado intelectualmente, cortándose una levita para las ideas y planchándole los cuellos al lenguaje. Jacinta, que aún tenía poco mundo, se dejaba alucinar por las dotes seductoras de su marido.

Recuerdo el miedo que me causaba al despertar en medio del sueño ese monótono murmullo del silencio nocturno, reagravado por el bulto humano, horroroso, amenazante, que parecían formar las ropas de mi padre puestas al acaso sobre una silla, y en cuya ingeniosa y casual combinación creía ver el cuerpo de un ladrón o de un bandido. ¡Oh! ¡Qué alegría, qué desahogo, cuando la mirada, después de un examen ansioso, descubría el fatal engaño y los objetos tomaban su forma natural disipándose el terrible fantasma!

Ingeniosa, amable y algo intrigante, lo fue hasta los setenta, y durante dos años más fue un modelo de devoción cristiana y de edificante trato con clérigos y cofradías, hasta que Dios quiso llevársela de este mundo. No se le cayó la casa encima como a D. Felicísimo, sino que murió de repente hacia el último tercio del 68, si no están equivocadas las crónicas.

Se peroraba apasionadamente, se gesticulaba, se salvaba a la patria y se ponían como remolachas... lo que no obstaba ¡ay! para que las cosas siguieran su camino. Mi tío, de tiempo en tiempo, lanzaba en medio de estas divagaciones, una salida ingeniosa, o una frase sensata y colocaba la discusión en un terreno más elevado que el del interés personal y las simpatías individuales.

Palabra del Dia

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