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Actualizado: 17 de junio de 2025
Por el tono cordial del individuo, comprendió Frasquito que era un infeliz, de estos que expresan con el modo de mirar todo lo contrario de lo que son. «Usted dirá... Perdóneme, Sr. de Ponte... Quería saber, siempre que usted no lo lleve a mal, si es verdad que Antonio Zapata y su hermana han tenido una herencia de tantismos millones.
Consideran á los innumerables seres de una misma especie, hierbas, insectos ó mamíferos, como á un individuo inmenso, cuyas moradas todas en la superficie de la tierra y cuya duración en la serie de las edades deben ser conocidas. Escalando una vertiente de la montaña, el viajero observa al principio cuán poco numerosas son las plantas que le acompañan hasta la cumbre.
En el momento en que la señora quiso entrar á esa localidad, suponiendo encontrar allí su equipaje, salia un individuo alojado tambien en el hotel. Nuestra inocente señora dió un grito y se quedó pasmada; pero luego bajó las escaleras gritando que un monsieur se habia metido al cuarto de ella, cosa que naturalmente le parecia muy irregular.
Y entabla la relación; establecida la confianza, pronto la empresa habrá llegado a su término. ¿El individuó es desconfiado y avaro? El cuento que se prepara halagará su pasión predominante, y será no para que hable a su imaginación, sino a su juicio. ¿Es la víctima futura un imaginativo o un aventurero que quiere forzar la suerte?
En aquel instante, entre los veinte mil hombres que, formando dos grandes conjuntos, se disputaban unas cuantas varas de terreno, yo era quizás el único que merecía el nombre de individuo. Átomo disgregado momentáneamente de la masa, se ocupaba de sus propias batallas.
Y aun así, hay no poco que observar. Yo soy entusiasta admirador del poder de la palabra, hablada o escrita. Y, sin embargo, no puedo menos de reconocer que los hombres que más han contribuido al progreso y a la mejora moral de nuestro linaje, así en la sociedad como en el individuo, ni han escrito novelas, ni apenas han escrito cosa alguna.
El individuo parece absorberse en el grupo que le circuye por todas partes, y se halla como privado de la conciencia de su dignidad y de su poder. No quiero decir que pierda realmente su personalidad en la familia, en la ciencia, en el arte, en la industria, en la religion, en el derecho, no: una entidad absoluta no se pierde por combinaciones accidentales.
Siendo cosa evidente a todos los que los conocemos que el franquearles la libertad sería lo mismo que si a cada individuo lo colocasen en un desierto sin ninguna compañía, y allí tuviese que proporcionarse por sí solo todos los socorros necesarios a la vida, que sería lo mismo que ponerlo a perecer.
Transformados así los ideales directrices de la conducta individual, esclarecida y reafirmada esa tendencia natural primaria del espíritu a estimar a los individuos según el bien que produzcan para los demás hombres, que no ha suscitado los tiranos y los usureros, pero sí los mártires de las ciencias y las artes, los héroes de la libertad, de la justicia, de la fraternidad, de la filantropía, los exploradores, los inventores, los educadores, los pensadores, los músicos, los poetas, los conspiradores, los patriotas, el bienestar del individuo, que hasta ahora "depende de lo que se anexa, absorbe o apropia, dependerá de lo que irradie", como dice Hubbard, y entonces el plano en que se desliza la conducta personal en la sociedad habrá invertido su inclinación de la iniquidad a la rectitud, del egoísmo al altruismo, de la soberbia a la benevolencia, de la insolencia a la cortesía, de la hipocresía a la sinceridad, de la mentira a la verdad, y habrá llegado para el común de las gentes esa situación de las almas superiores en todos los tiempos, desde Sócrates, Platón, Jesús, Epicteto y Marco Aurelio, hasta el filósofo de Massachussets, que la describe así: "Todo hombre tiene cuidado de que no le engañe su vecino.
Un individuo de esta familia, llamado Félix, abandonó su hogar por buscar fortuna en el extranjero, y, aunque ya casado, contrajo otras relaciones amorosas, que obligaron á su esposa, Francisca Fernández, instigada por los celos, á seguirlo hasta Madrid, reconciliándose después ambos esposos . El fruto de esta reconciliación fué nuestro Lope Félix de Vega Carpio , que nació el 25 de noviembre de 1562, en Madrid, día de San Lupo, arzobispo de Verona.
Palabra del Dia
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