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Actualizado: 19 de junio de 2025


No era solo esta la derrota que tenian que llorar los partidarios de la independencia americana, pues otras muchas iban experimentando por su division de pareceres, altivas presunciones é indigna insubordinacion los caudillos defensores de la libertad en la parte oriental de Venezuela.

Nada dice Elvira á su esposo de la acción indigna de Gómez de Melo; pero el carácter de Rodrigo es tan diverso del de su presunto padre, y lo respeta tan poco, que éste concibe algunas sospechas sobre su paternidad. La guerra contra los infieles estalla mientras tanto de nuevo.

El trapero creía abarcar con sus ojillos pitañosos toda la humanidad albergada bajo este caparazón de tejas, que a aquellas horas corría y gritaba por las celdillas y callejones de la enorme colmena. Su voz tomaba un acento solemne, como siempre que creía decir algo trascendental. La hembra, Isidro, es inferior al hombre e indigna de él.

Si esto parece á V. inicuo, vuélvase usted impío y blasfemo contra la Providencia, y no contra . La Providencia, en sus designios inescrutables, con ocasión de mi culpa, ha puesto á mi hija en la alternativa ó de sacrificarse ó de ser falsaria y poseedora indigna de riquezas que no le pertenecen.

Y arrebatados de furor unos y otros, comenzaron una lucha tan brava como indigna a bastonazos, mientras Gonzalo, satisfaciendo ferozmente su cólera acumulada, pateaba con saña el cuerpo, inerte ya, del Duque. El cielo dejaba caer en aquel instante una cantidad fabulosa de agua.

El Provisor todos los días le pasaba revista, como a un recluta, mirándole de hito en hito cuando le creía distraído: y si notaba algún descuido de indumentaria que acusara pobreza indigna de un mitrado, le reprendía con acritud.

Toda la sangre de su cuerpo se diría que se le subió a la cabeza. Todo el orgullo de su casta se agolpó y amontonó en su corazón. No vio más que ridiculez indigna en que la creyesen objeto de la pasión de un fraile.

Nada nuevo había en lo que allí me decía y, sin embargo, me sentí tan violentamente conmovida por esa sencilla y enternecedora prueba de su cariño, que no tuve en el primer momento más que un pensamiento: ir a arrojarme al pie de su cama, y confesarle cuán indigna era aquella a quien ofrecía el asilo de su corazón y de su techo. Ciertamente, ya no me cabía ninguna duda.

La escena siguiente nos muestra á la hija de Malec, desesperada por la ofensa inferida á su padre, aumentando aún más su pena el pensamiento de que su amante, Don Alvaro Tuzaní, la juzgará indigna de él á consecuencia de la mancha que ha recaído en su linaje. Aparece entonces Tuzaní, y solicita su mano para tomar á su cargo la venganza de su suegro.

Sólo así lograría curarse de su amor por la picara e indigna Juanita, hacer pie y caminar por lo firme, en vez de ir por las nubes o de nadar por el éter, y sin matarse y sin matar a nadie, sino siendo útil al prójimo, ser de nuevo respetado y querido de las gentes.

Palabra del Dia

irrascible

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