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Actualizado: 4 de noviembre de 2025
Pero estoy seguro de no hallar muchos breves de indulgencias papales, y hé aquí la superioridad de la Inglaterra sobre la Francia: la superioridad lógica, consecuente, de buen sentido: la historia y la máquina que se mueven al par; todo el pueblo inglés dirigido á un fin, más ó menos plausible, pero que no sale jamás de las condiciones que se ha impuesto: cruel quizá, inmoral acaso; pero lógico.
Merecía por ello gemir toda la vida en oscuro calabozo. Pero es más terrible aún el castigo que usted me ha impuesto con su enojo. Me he atrevido a tanto porque mi pobre imaginación no halló otro medio de acercarme a usted. Además, como usted me había asegurado que estaba resuelta a dejar el convento, no me pareció un acto punible tratar de saber si, una vez libre, rechazaría mis instancias.
La melancolía era el castigo impuesto por la Naturaleza a los déspotas de la decadencia occidental. Cuando un rey tenía cierta predisposición artística, como Fernando VI, en vez de gustar la alegría de vivir, moría de tristeza escuchando las arias de tiple con que le arrullaba femeninamente Farinelli.
Pedidle la opinión al gran propietario, al rico y al millonario, y, si hablan con sinceridad, os dirán, en confianza, que no son tan felices como parecen, ni gozan tanto de la vida como el modesto hombre de recursos independientes, que se ve sometido a una diminución por el impuesto sobre la renta.
Entre los que frecuentan para su comercio los pueblos cristianos, se suele investir á uno de ellos del carácter de justicia, el cual impuesto de su cargo, los reune y presenta cuando se les llama para el trabajo. Sus distracciones consisten en el canto, en el baile y en ejercitarse en el manejo de sus armas.
El temporal retrasó no poco el cumplimiento de aquel plan de higiene moral, impuesto suavemente por don Fermín a su querida amiga. Ana aborrecía el lodo y la humedad; le crispaba los nervios la frialdad de la calle húmeda y sucia, y apenas salía del sombrío caserón de los Ozores.
Entretanto, los testigos habían elegido el terreno y echado a suerte los puestos. El mejor tocó a M. L'Ambert. La suerte quiso también que se empleasen sus armas, y no los yataganes japoneses, que tal vez le hubiesen impuesto. A Ayvaz todo le tenía sin cuidado: cualquier arma era buena para él.
La señora de Bray se había impuesto la tarea de casarlo: quimérica empresa, pues nada era más difícil que llevarle a discutir razonablemente sobre tales ideas. Su respuesta ordinaria era que ya había pasado la edad en que uno se casa por inclinación, y que el matrimonio, como todos los actos capitales y peligrosos de la vida, reclama un gran impulso de entusiasmo.
Sofía D... se había impuesto cinco horas diarias de estudio de piano, dos de pintura, una de canto y dos de paseo higiénico: total, diez horas de ocupaciones sagradas que nada ni nadie tenía derecho a distraer... Condiciones sine qua non del matrimonio; había que tomarla así o dejarla... Yo la dejé con mucho gusto... ¡Cinco horas de piano!... ¡Cabeza hacía falta!...
La veía encerrada en un medallón de seda, vestido interior impuesto por la estrechez de los trajes de moda, con cierto aire masculino y gracioso de doncel medieval, agitando sus crenchas cortas de gruesos bucles negros, su pelo verdadero, libre de los postizos del peinado, que esperaban sobre el mármol de la chimenea el momento del acople.
Palabra del Dia
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