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Actualizado: 26 de julio de 2025
La pobreza desesperanzada imprime carácter, y en su seno se crían la soberbia hipócrita, la modestia burlona, la astucia dolosa, que tienen flexibilidades de víbora; la ruindad intrigante, la maledicencia ponzoñosa, y la envidia exangüe que todo lo codicia y que todo lo afea.
Del Primer estrado abierto, con sus cuatro hoteles curiosos, se sube, por la escalinata de hélice, al descanso segundo, donde se escribe y se imprime un diario, a la altura de la cúpula de San Pedro. El cilindro de la prensa da vueltas: los diarios salen húmedos: al visitante le dan una medalla de plata.
Esta es una diferencia esencial del sólido al líquido para nuestro asunto; la piedra no suena sino cuando la impelen a rodar; el agua murmura sólo corriendo y existiendo. La clase media de la humanidad, así también, va siempre murmurando. Un golpe dado en un cuerpo sólido le arranca un pedazo; el golpe dado ya en el líquido encuentra resistencia, produce ondas, imprime movimiento.
Tanto el drama español como el inglés ofrecen, en una serie de años, fases diversas y análogas entre sí, que presentan singular semejanza, diferenciándose únicamente en el distinto sello, que les imprime el carácter nacional de cada país.
Si no es la proximidad del salvaje lo que inquieta al hombre del campo, es el temor de un tigre que lo acecha, de una víbora que puede pisar; esta inseguridad de la vida, que es habitual y permanente en las campañas, imprime, a mi parecer, en el carácter argentino cierta resignación estoica para la muerte violenta, que hace de ella uno de los percances inseparables de la vida, una manera de morir como cualquiera otra, y puede quizá explicar en parte la indiferencia con que dan y reciben la muerte, sin dejar en los que sobreviven impresiones profundas y duraderas.
Entre las comedias cuyos argumentos pertenecen á la historia de España, obsérvanse otras diferencias que no deben pasar desapercibidas, comprendiendo algunas un hecho ó una anécdota aislada, como, por ejemplo, El asalto de Mastrique, El marqués de las Navas, cuya acción se concentra en estos sucesos y personajes que forman su base, y otras, por el contrario, una serie completa de sucesos enlazados entre sí, ya por la unidad que les imprime su protagonista, ya de otra manera menos estrecha.
Ya he dicho que la vecindad de los ríos no imprime modificación alguna, puesto que no son navegados sino en una escala insignificante y sin influencia.
Bueno... Tornemos a las cartas. Entre ellas me he fijado especialmente en una que debe proceder de una muchacha joven y bonita. «¿Y cómo sabe usted que es bonita y joven?» preguntarán mis lectoras. Deduzco que es joven por los conceptos que emite. El tiempo no sólo imprime cambios en nuestro rostro, sino también en nuestras ideas.
La claridad con que nos ofrece los hechos y sucesos de otras épocas, la exactitud con que imprime tono y colorido á los tiempos más diversos, excita, sin duda, nuestra admiración, y hasta algunas obras de esta clase arrojan más luz sobre los períodos á que se refieren, que las crónicas ó áridas compilaciones de los historiógrafos.
Por la credulidad facilmente se convence: por la codicia lo cree con eficacia, porque ya hemos probado, que qualquiera nocion si va junta con alguna fuerte inclinacion del ánimo, se imprime con mayor fuerza.
Palabra del Dia
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