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Actualizado: 10 de julio de 2025
En nuestros días, por el contrario, si una nación se propusiese debilitar a otra, procuraría hacerla ignorante y pobre. La ciencia y la riqueza, lejos de enflaquecer hoy a los pueblos, les dan energía y pujanza; pero, bien consideradas las cosas, no hay en esto la menor contradicción.
Dentro de algunos días, murmuró, cuando por sus cuatro costados arda esa ciudad maldita, albergue de la nulidad presumida y de la impía esplotacion del ignorante y del desgraciado; cuando el tumulto estalle en los arrabales y lance por las calles aterradas mis turbas vengadoras, engendradas por la rapacidad y los errores, entonces abriré los muros de tu prision, te arrancaré de las garras del fanatismo, y blanca paloma, ¡serás el Fénix que renacerá de las candentes cenizas...! Una revolucion urdida por los hombres en la oscuridad me ha arrancado de tu lado; ¡otra revolucion me traerá á tus brazos, me resuscitará y esa luna, antes que llegue al apogeo de su esplendor, iluminará las Filipinas, limpias de su repugnante basura!
-En fin -dijo don Quijote-, tú eres, Sancho, el mayor glotón del mundo y el mayor ignorante de la tierra, pues no te persuades que este correo es encantado, y este Tosilos contrahecho. Quédate con él y hártate, que yo me iré adelante poco a poco, esperándote a que vengas.
Lo que más suspendía el ánimo del tacaño era la idea de que todo aquel cielo estuviese indiferente á su gran dolor, ó más bien ignorante de él. Por lo demás, como bonitas, ¡vaya si eran bonitas las estrellas! Las había chicas, medianas y grandes; algo así como pesetas, medios duros y duros.
No cabe decir cosas mas comunes é inoportunas que las añadidas por este filósofo cuando ilustra la materia con algunos ejemplos. «Si digo, un hombre que es ignorante no es instruido, la condicion al mismo tiempo debe estar expresada; porque el que es ignorante en un tiempo, puedo muy bien ser instruido en otro.» Esto á mas de ser comun é inoportuno, es sobre manera inexacto.
Los Reyes... no debieron salir de aquí... no servían para el mundo; bien se vio.... Yo, el último, ¿qué soy? Un miserable, un ignorante, que no ha ganado en su vida una peseta, que sólo sabe gastar las ajenas. Un soñador... que creyó algún día llegar a ser algo de provecho a fuerza de sentir con fuerza cosas raras y de las que ni siquiera se pueden explicar. ¡A esto vino a parar la raza!».
En pro de su opinion ¿aduce tanta copia de razones como su adversario? no. Para lograr el objeto, ¿presenta proyectos tan varios é ingeniosos? no. ¿Qué hace pues el malaventurado ignorante, combatido, hostigado, acosado por su temible antagonista? ¿Qué me contesta V. á esto, dice el hombre de los proyectos, y del saber? Nada; pero ¿qué sé yo?.... Mas, ¿no le parecen á V. concluyentes mis razones?
Alfonso V merecía, por su sentencia, ser destronado. Pues bien: ya por estar muy enamorado, ya por ser tonto o ignorante, la prerrogativa real cae, de hecho, en manos de la reina. Ella impone sus deseos al rey y, por consecuencia, al pueblo, este colosal organismo infantil a quien siglos de experiencia tornan cada día más niño. Inútil me parece señalar ejemplos.
De ella hacemos continuas aplicaciones, sin ella nos es casi imposible el pensar. En todas las lenguas se encuentra el verbo ser, expresion de esta idea; en todas las oraciones, aun las mas sencillas, se halla esta expresion; el sabio como el ignorante, la emplean de continuo, en el mismo sentido, con igual acierto.
¡Como si a los aparecidos les importara que crea en ellos un hombre tan ignorante como vos! dijo el señor Macey, profundamente desalentado de ver en el herrador aquella grosera incapacidad para comprender la naturaleza de los fenómenos concercientes a los fantasmas.
Palabra del Dia
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