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Actualizado: 19 de junio de 2025
Ferpierre continuaba con redoblada curiosidad la lectura de las memorias, en busca de lo que más urgía. Después de las rápidas alusiones a la catástrofe, el magistrado no encontró más que descripciones de países. La joven viuda llevaba su luto de lugar en lugar, por el Rhin, en Holanda, en Escocia, y sólo en este último país tenían fecha las memorias.
Fuíme á Holanda, donde esperaba encontrar mas sosiego en un pueblo mas flemático. Quando llegué á La Haya, estaban cortando la cabeza á un anciano venerable, y era la cabeza calva del primer ministro Barnevelt. Movido á compasion, pregunté qué delito era el suyo, y si habia sido traydor al estado.
La Inglaterra en la India, la Holanda en Java, y hasta el Portugal en China, sus empleados son escogidos entre los buenos, son vigilados y templados en el yunque de una constante inspección.
Terminado el sermón, el dominico bajó del púlpito, y se dirigió al altar... Interrumpiole el vizconde, antes de que se arrodillara: Padre, todos nos sentimos un poco fatigados de haber estado nada más que la friolera de unos doscientos o trescientos años metidos en nuestros cuadros... ¿No podríamos dejar para mañana nuestras devociones, e irnos ahora a estirar nuestros cuerpos en las frescas y finas sábanas de Holanda que nos ha de ofrecer el joven duque?
Llámanle generalmente el padre de la poesía alemana, porque contribuyó poderosamente á fijar su versificación y su prosodia. Opitz era un poeta erudito. En sus viajes por Francia, Italia y Holanda, se aficionó á la literatura de estos paises, que importó después en su patria. Escribió odas, cantos religiosos, elegías y dramas.
El mayordomo, poco atento para su aspecto encogido y la pobreza de su traje negro, la había colocado en un camarote de dos personas, dándole por compañera a Concha, la muchacha de Madrid, «esta buena señorita», como la llamaba ella aun en los momentos de mayor intimidad. Regresaba a la tierra natal después de haber pasado unos meses en Holanda cerca de sus nietos.
Un volumen, con noticia biográfica, 3,50 y 4 pesetas. El vino, sus efectos psicológicos; una peseta. Recuerdos de París y Londres: traducción del mismo. Un volumen, 2,50 y 3 pesetas. Holanda: traducido por H. Giner de los Ríos y J. Muñiz Carro. Un volumen, 4 pesetas. Constantinopla: traducción de H. Giner de los Ríos. Dos volúmenes, con el retrato del autor, 5 pesetas.
Aunque efectivamente saquearon en algunas de las islas, embarcando hasta las campanas, no alcanzó la ganancia á costear la jornada, ni el daño que hicieron á compensar las pérdidas propias. Murieron de enfermedad el General, todos los capitanes, menos dos, y las tres cuartas partes de la gente; de modo que á duras penas volvieron los bajeles á Holanda. Así lo cuenta Palma Cayet.
Pero, como era de prever, tampoco esa vez supo guardar mesura. En Francia, en Holanda, en Alemania, en Inglaterra buscó a los jefes del partido nihilista y anarquista, dio cuanto pudo de sus fuerzas y toda su actividad personal a la propaganda, se mezcló en nuevas conjuraciones que produjeron sangrientos efectos, y fue nuevamente procesado y condenado a muerte.
De la tienda de su hermano traía piezas enteras de holanda finísima, de batistas y madapolanes. D. Baldomero II y D. Juan I tenían ropa para un siglo. A entrambos les surtía de cigarros la propia Barbarita. El primero fumaba puros, el segundo papel.
Palabra del Dia
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