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Actualizado: 18 de mayo de 2025
En un rincon figuran: Isabel la católica, Fernando, su marido, y el inmortal Colomb; en otro sitio, Lutero enseñando su doctrina, ó Calvino demostrando la justicia del libre exámen. Los tres primeros salones están literalmente colmados de figuras históricas y de contemporáneos, pertenecientes á todos los géneros de celebridad.
Diego Muxet de Solís publicó en Bruselas en el año de 1624 un tomo de comedias, que contiene seis históricas y dramas religiosos . Su Venganza de la duquesa de Amalfi es una continuación de El mayordomo de la duquesa de Amalfi, de Lope de Vega.
En ellos, a más de campear las excelencias que ya he encomiado, se atesoran no pocas noticias históricas, para la generalidad de nuestros compatriotas desconocidas, y muchas advertencias y máximas, sacadas con tino y agudeza de los mismos hechos que se refieren.
Y eran flores, flores bellas, las que mórbidas, y esbeltas, y rientes, arrastraban al claror de las estrellas y al sollozo de las aguas somnolentes, sus disfraces de princesas, de princesas refulgentes y de históricas marquesas, con magníficas diademas y con túnicas crujientes.
Entre ellas el Canto á la derrota del Quebracho, la Muerte de Zacarias Alvarez, la Elegía á Lavalle, El Grito de Alarma en 1841 y su composicion Al 25 de Mayo en 1844, durante el sitio de Montevideo, son verdaderas páginas históricas llenas de vida, en que las heróicas pasiones de sus contemporáneos acompañan el canto varonil del poeta.
Entre las obras de arte llama la atencion un enorme plano en relieve de la ciudad de Madrid, en yeso, que es de un mérito sobresaliente; así como entre las curiosidades históricas se notan: la famosa, tienda de los Reyes Católicos en Granada, trabajo exquisito y muy adelantado para su época, y la mesa y las sillas que sirvieron para redactar y firmar el convenio de Vergara, que puso fin á la guerra civil de los carlistas.
Para estas conjeturas de lo que su padre había sido y había pensado, Bonis se servía de multitud de recuerdos ahora acumulados y llenos de sentido; pero a lo que no llegaba con ellos era a vislumbrar en sus hipótesis históricas, en su recomposición de sociología familiar, la lucha que el padre debía de haber mantenido entre su desencanto, su miedo al mundo, su horror a las luchas de fuera y la necesidad de amparar a sus hijos, de armarlos contra la guerra, a que la vida, muerto él, los condenaba.
Dignos sucesores han tenido y tienen para el cultivo de las ciencias históricas en los hermanos Oliver y en el doctor Berlanga; para la poesía, en Narciso Díaz de Escovar, Salvador González Anaya y Ramón A. Urbano, sin contar con los que residen en Madrid de asiento; y para la novela, en Arturo Reyes, que puede ya ponerse al nivel de nuestros mejores novelistas y autores de cuentos.
Era el señor de Villemaurin uno de esos caballerosos sujetos que parecen haber sido respetados por la muerte para recordarnos los usos de las edades históricas en estos tiempos de degeneración que atravesamos. Según su fe de bautismo, no contaba nada más que setenta y nueve abriles; pero, por los hábitos y costumbres de su cuerpo y de su espíritu, pertenecía sin duda al siglo xvi.
El Ramayana, la Iliada y la Odisea, epopeyas que reflejan civilizaciones enteras, que llevan dentro de sí un mundo de ideas y costumbres, de sucesos, de noticias científicas é históricas, no tienen tantas páginas como ciertas novelas modernas. El mundo contiene ya tantas grandes y bellas, que se necesita una prolongada vida para leerlas todas.
Palabra del Dia
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