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Las aguas se enturbiaron y la barca se conmovió, como si alguien con fuerza colosal tirase de ella deteniéndola en su marcha e intentando hacerla zozobrar. La cubierta se bamboleaba como si huyese bajo los pies de los tripulantes, y el mástil crujía a impulsos de la hinchada vela. Pero de pronto el obstáculo cedió, y la barca, dando un salto, volvió a emprender su marcha.

Pero, apenas hube pronunciado el nombre de Pütz, saltó de su silla y tiró la pipa contra la estufa, donde se rompió mientras el tabaco se esparcía en chispas. ¡Y si le hubieran visto ustedes la cara! Les habría dado miedo. Morada, hinchada, como si le fuera a dar un ataque.

Mas, ¡ay!, si predominasen estos hombres, cuyo tuétano íntimo es una ausencia, un hueco, una burbuja, como la que se ve en los niveles, burbuja que difícilmente se logra centrar...; si esta especie de hombres predominase, la humanidad, cada vez más hinchada y vacía, reventaría, como la rana que quiso igualar al buey. El filósofo se halla constituido a la inversa del dramaturgo.

Bien, pues ahora cuéntame un cuento, si deseas que me esté quieto. Ya le he contado todos los que . Rebusca en la memoria. ¿Quiere que le cuente el cuento de La buena pipa? No; ése no contestaba riendo. ¿Entonces quiere que le cuente el de aquel pastor que tenía la pierna hinchada, tan pronto se le hinchaba como se le deshinchaba? Tampoco.

Cortado entró la suya en el seno, y sacó una bolsilla, que mostraba haber sido de ámbar en los pasados tiempos; venía algo hinchada, y dijo: Con ésta me pagó su reverencia del estudiante, y con dos cuartos; mas tomadla vos, Rincón, por lo que puede suceder.

Las manos de entrambas Porreñas se lanzaron con presteza brutal sobre la última, y cayeron una sobre otra, aplastándose allí mutuamente en repetidos golpes. Las dos ruinas se miraron: parece que se querían tragar mutuamente. ¿Cuál de los dos caracteres vencería al otro? Paz estaba hinchada de cólera, de orgullo; estaba amoratada, apoplética.

Y en el firmamento apacible cabalgaba una nubecilla blanca y graciosa que parecía una vela marina hinchada por el viento...; ¿si sería un barco?... Carmen quedó absorta en una deliciosa meditación. Estaba abrochando los botones del peinador y volvió a mirar hacia el espejito, donde ahora se reflejaban sus dos manos nacarinas ajustando la tela sobre el pecho. Y en esto llamaron a su puerta.

El laúd, panzudo y pesado, caía tras cada ola con un solemne ¡chap! que hacía saltar las gotas hasta la cara de Juanillo: dos hojas de espuma fosforescentes resbalaban por ambos lados de la gruesa proa, y la hinchada vela, con el vértice perdido en la oscuridad, parecía arañar la bóveda del cielo. ¿Qué rey ni qué almirante estaba mejor que el serviola del San Rafael?... ¡Brrru!

La conjuntiva puede ponerse rubicunda é hinchada sin gran dolor; las alteraciones de la vista, los orzuelos frecuentes, la caida de las cejas, la debilidad y la parálisis del párpado superior confirman la accion asténica del medicamento que obra del mismo modo en el oido.

Y, sin embargo, es siempre natural cuando escribe, y se mantiene siempre libre del culteranismo y de la afectación hinchada, que invadía poco á poco la literatura. Otro de los rasgos característicos más notables de estas comedias, es su fina sátira, rayando en insolencia, que se manifiesta ya aisladamente, ya en la composición de todo el conjunto.