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Actualizado: 14 de junio de 2025
Ella se la dio luego, y el gobernador se la volvió al hombre, y dijo a la esforzada y no forzada: -Hermana mía, si el mismo aliento y valor que habéis mostrado para defender esta bolsa le mostrárades, y aun la mitad menos, para defender vuestro cuerpo, las fuerzas de Hércules no os hicieran fuerza.
Serían entre cuatro y cinco de la tarde, cuando se llegó al brasero: donde se vieron juntas pasadas de treinta mil almas; habiendo concurrido de todo el Reino muchos de la payesía a la extrañeza de la función. Estaba aquel dilatado espacio, ocupado todo de muchas tiendas, tablados, coches, calesones, carros, que por entre la gente hicieran una alegre perspectiva a no ser tan funesta la función.
Su devoción consistía en presidir muchas cofradías, pedir limosna con gran descaro a la puerta de las iglesias, azotando la bandeja con una moneda de cinco duros, regalar platos de dulce a los canónigos, convidarles a comer, mandar capones al Obispo y fruta a las monjas para que hicieran conservas.
No es probable que los Filipinos, que habitaban diferentes provincias, y hablaban distintos dialectos, hicieran todos semejante modificacion solo por imitar los españoles y que este deseo de imitar se limitara en todos ellos á la direccion solamente y no á la forma misma de las letras, en una palabra, á la escritura de las lenguas novolatinas.
Los de mi hermano pudieran 805 Suplir los tuyos, Señor, Aunque no para tu honor Más que mis manos hicieran. Yo cumplí su obligación; Mas defenderte no puedo, 810 Por no acrecentar el miedo De mi muerte ó mi prisión.
Fue necesario que le diesen algunas cucharadas de azahar y le hicieran oler el frasco de sales. Al cabo con gesto de indignación dijo a su cuñada: Me alegro, hija, de no hallarme en tu caso, porque si lo estuviera abortaría seguramente. Cuál sería el asombro y el susto que recibió cuando a las dos de la madrugada vinieron a decirle que Clara estaba con los dolores de parto.
Más de una vez supliqué a mi tía que me contara la historia de Angelina; le pedí con insistencia que me refiriera cómo había quedado bajo la protección del P. Herrera, un anciano que a la sazón apacentaba en un pueblecillo de la sierra numerosa grey de labradores; pero la señora callaba, sin que ni ruegos ni súplicas le hicieran abrir los labios.
Tambien á Diego Gomez, el que habia Al triste caballero aconsejado, Colgaron; y lo mismo aqueste dia Al Avila hicieran, que sacado Con estos tambien fuè, y ya queria El verdugo colgarle: encaramado Estuvo en los postreros escalones, Y
En historia natural salió suspenso, porque habiéndole preguntado las clasificaciones, contestó que él no admitía clasificaciones en la naturaleza, que el mundo debía considerarse siempre en su unidad indivisible y permanente, y que todas las clasificaciones estaban sujetas a cambios incesantes, según los progresos que se hicieran en el estudio de la materia.
Se mandó restablecer el orden; pero por obediente que sea un buque, no es tan fácil de manejar como un caballo. Con este motivo, y observando las maniobras de los barcos más cercanos, Medio-hombre decía: «La línea es más larga que el camino de Santiago. Si el Señorito la corta, adiós mi bandera: perderíamos hasta el modo de andar, manque los pelos se nos hicieran cañones.
Palabra del Dia
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