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Actualizado: 9 de octubre de 2025


Y yendo más lejos aún, en esta suposición, que desechaba al punto por herética, y de la que nunca dejaba de retractarse, fantaseaba que, así como hay diablos en el infierno, también debía de haberlos en el purgatorio, para cuidar de las ánimas benditas y para atormentarlas, no por mero y cruel castigo, sino a fin de que quedasen limpias de toda mácula y capaces ya de perdurable vida.

Como de costumbre dijo mi tía. El cura me miró con aire preocupado. No estaba contento de mi explicación; pensaba que algo anormal había pasado durante el día. Me aconsejó que me acostara sin pérdida de tiempo; y lo hice con toda diligencia. Estaba avergonzada de haberlos divertido con mi llanto; tanto más cuanto que yo misma no sabía por qué había llorado. ¿Fue de placer o de fastidio?

Su equivocación nació de haberlos visto en diciembre cuando estaban descansando. Dieron la vuelta para la villa, y el suceso produjo en ella la risa que debe suponerse. Quedó al cabo arruinado. Vióse obligado a vivir miserablemente. Pero, lejos de apagarse en su espíritu el furor de las empresas, encendióse en la pobreza con más ímpetu.

Si alguna vez se atiende á los resultados, todo el valor moral que á estos se atribuye nace de lo interior del alma: la prevision ó imprevision de ellos, ó la posibilidad ó imposibilidad de preverlos; el haberlos querido ó ; el habérselos propuesto como objeto principal ó secundario; el haberlos deseado con ahinco ó el haberlos arrostrado con dolor y repugnancia; estas y otras consideraciones semejantes se tienen presentes cuando se quieren apreciar y graduar el mérito ó demérito de una accion que ha tenido tales ó cuales resultados.

Pero el haber visto muchos libros no hace mas sabios á los hombres, sino haberlos leido con método, y tener juicio para conocer y discernir lo bueno que hay en ellos, de lo malo. No saben estos mas, que los niños, á quien se hace aprender de memoria una serie de cosas, que la dicen sin saber lo que contiene, ni para qué aprovecha.

Cada uno obra como quien es, y yo quiero ser bueno en medio de mis pecados. Podía haberme separado de mis hijos, haberlos abandonado, como hacen otros por conservar su fama de santos; pero yo soy hombre, me enorgullezco de ello: un hombre con sus defectos y sus virtudes, ni una más ni una menos que la generalidad de los humanos.

Parece que este monarca, muy joven aún, tenía la memoria muy flaca en materia de deudas, puesto que el cabildo pensó acudir a la justicia para reclamar el pago de la contraída. Pero ¿dónde estaba un escribano bastante valiente para presentarse a don Pedro con una notificación en la mano? Era necesario para esto un escribano Cid, o Pelayo, como no suele haberlos en el mundo.

Todo el mundo sabe que los alemanes no suelen reír los chistes hasta veinticuatro horas después de haberlos oído, que es cuando «les ven la punta». Dentro de veinte años le verán también la punta a la guerra europea y romperán a llorar. Llorarán en verso y llorarán en música. Llorarán todos los violines, todas las arpas, todas las gaitas, todos los saxofones, todos los contrabajos del ex imperio.

«¡Mardita sea!...» Todo esto representaba la degradación de la familia, la tristeza de los suyos. Gallardo avergonzábase de que tal cosa pudiera suceder. Era un crimen privarles de lo que tenían, luego de haberlos acostumbrado al bienestar. ¿Y qué era lo que debía hacer para evitarlo?... Simplemente «arrimarse» a los toros: seguir toreando como en otros tiempos... ¡El se «arrimaría»!

Palabra del Dia

reclinándose

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