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Actualizado: 9 de octubre de 2025
Justo, para dejarle a usted en blanco, después de haberlos servido... ¡Si anda ahora una pillería!... concluyó Lépero, fingiendo cierta indignación, como si quisiera conmover al tabernero. Y ¿qué pleito es ése? preguntó don Simón.
Acostumbróse á los Saturninos, despues de haberlos pasmado, y se hizo íntimo amigo del secretario de la academia de Saturno, hombre de mucho talento, que á la verdad nada habia inventado, pero que daba muy lindamente cuenta de las invenciones de los demas, y que hacia regularmente coplas chicas y cálculos grandes.
La parte de las montañas, que están al este, y mas inmediatas al mar, se llama por los españoles Volcan, por error ó corrupcion del nombre indiano Vuulcan, teniendo al sur una abertura muy grande, que es lo que significa Vuulcan en la lengua moluca. No hay volcanes, aunque la palabra española manifiesta haberlos en este país.
Creía poder contar con más seguridad. ¡Siempre este cúmulo de inquietudes y de recelos cuando creo haberlos alejado definitivamente. De usted depende, en efecto, asegurar su porvenir contra toda investigación importuna, dijo con placidez Sorege. No tiene usted más que representar su papel y hacer aquí lo que hizo en San Francisco, para evitar todo peligro.
Estaba menos débil durante el día; soportaba mejor las fatigas de un largo paseo y cada vez acudía con menos frecuencia a su cama de reposo. Su apetito era más vivo, y sobre todo más constante; ya no rechazaba los alimentos casi sin haberlos probado. Comía, digería y dormía bastante bien.
Recuerda la señora haber oído algo acerca de los primeros fósforos o mistos que vinieron al mercado, y aun haberlos visto. Era como una botellita en la cual se metía la cerilla, y salía echando lumbre.
Después de haberlos mirado otro rato, gozándose en su confusión, siguió doña Paula: Es necesario ir pensando en el equipo de ropa... ¡Mamá, por Dios! Es muy pronto exclamó la joven avergonzada, mientras el corazón quería salírsele del pecho. No es pronto, Cecilia. Tú no sabes el tiempo que aquí echan las bordadoras en cualquier cosa.
Adiós, nuestro buen padre contestaron los jóvenes. ¡Amaury exclamó Antoñita, en tanto que José cerraba la portezuela, acuérdese de los martes, jueves y sábados! Y dirigiéndose al cochero, le dijo: Calle de Angulema. Calle de Maturinos dijo Amaury al suyo. Y yo murmuró el doctor, después de haberlos visto alejarse, y yo al sepulcro de mi hija.
Algo le hacía, de seguro, la mano oculta que alimentaba las lámparas de los cielos, porque, a medida que me alejaba de él, puesto que descendía, redoblaba su fuerza penetrante. No es posible formarse idea de esos calores sin haberlos sufrido; las rocas parecen inflamadas, la tierra enrojecida calienta el aire que abrasa la cara, irrita los ojos, turba el cerebro.
¡Oh qué horror! decía mi don Periquito con compasión, sin haberlos visto mejor en su vida. ¡Aquí no hay teatros! Pasábamos por un café. No entremos. ¡Qué cafés los de este país! gritaba. Se hablaba de viajes. ¡Oh! Dios me libre; ¡en España no se puede viajar! ¡qué posadas! ¡qué caminos!
Palabra del Dia
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