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Actualizado: 1 de junio de 2025


Al fin, obligándoles a prometer antes que lo guardarían fielmente, se lo dijo. Había observado en las niñas tendencia señalada a enamorarse de los calaveras, de los vagos, de los malvados, y a rechazar a los hombres laboriosos y formales. Para que su hija no cayera en poder de alguno de aquellos invertía las referencias que le hacia de cada cual.

Pelirroja y pecosa, descarnada y puntiaguda de hocico, llamábanle en el taller la Comadreja, mote felicísimo que da exacta idea de su figura y ademanes. Bien sabía ella lo del apodo; pero ya se guardarían de repetírselo en su cara, o si no.... Ana tenía por verdadero nombre, y a pesar de su delgadez y pequeñez, era una fierecilla a quien nadie osaba irritar.

Respondia y decia el obispo: Que por lo tocante á la incompetencia para conocer en la causa del Sr. de Aguilar, fundada en la parcialidad de su ilustrísima por el conde de Cabra y sus hijos, lo único cierto era, «que entrando en Córdoba el rey D. Enrique, D. Alfon de Velasco y D. Juan de Guzman, Luis de Paniagua y otros muchos caballeros, el dicho D. Alfon dió la á su ilustrísima y su ilustrísima al D. Alfon, que querian ser neutrales no favoreciendo á ninguna de las partes, y que uno á otro se guardarian la honra, y que despues de un año en presencia de Diego Gimenez de Góngora Prior y de Pedro de Foces, canónigos de esta santa iglesia, por parte del señor obispo, el dean de ella y otros por la parte del citado D. Alonso, y dentro de las casas de este se confirmaron las paces que tenian tratadas y en caso necesario las aprobaron con ciertas formalidades.

Porque desengañados los Turcos de que los Griegos no les guardarian palabra, como gente desesperada, hicieron grande esfuerzo en avisar á los de su misma nacion, pues estaban de la otra parte del estrecho, y éstos como supieron el peligro en que se hallaban Calel, y los suyos, y las grandes riquezas que tenian, con vajeles pequeños, y en muchos viajes pasaron gran multitud de Turcos en su socorro, y viéndose tantos juntos, no solamente trataron de defenderse pero comenzaron á correr la tierra como platicos en ella.

29 Fortificados con sus hermanos, sus nobles, [y] vinieron en la protestación y en el juramento [de] que andarían en la ley de Dios, que fue dada por mano de Moisés, siervo de Dios; y que guardarían y pondrían por obra todos los mandamientos del SE

Y así, viniendo al caballero de Gonzaga el gobernador Rodrigo Zapata y el capitán Diego de Vera, como los vió el capitán D. Juan de Castilla, quiso reñir con ellos y díjoles bien alto, que lo oyeron todos, que á qué venían allí y qué querían, y yéndose ellos les envió el alférez del capitán Olivera, al cual encargó que dijese al dicho gobernador Rodrigo Zapata que D. Juan de Castilla se protestaba de parte de Su Majestad y de Su Excelencia que no hablase ni dejase hablar á ningún soldado con los turcos, ni hacer otro pacto ni concierto con ellos, porque no se lo cumplirían ni guardarían, sino que procuraran de defender el fuerte, que aún estaban á tiempo de poderlo hacer, y á esto no respondieron cosa ninguna; que á esta sazón el capitán de Funes y el capitán Juan de Montiel de Zayas y el capitán Juan del Aguila, habían salido á parlamento fuera del fuerte, con el Bajá y Dragut; y el capitán Juan de Funes, por orden del Bajá, después que hobieron hablado largamente, volvió dentro en el fuerte diciendo que serían salvos y libres todos los Oficiales y 25 soldados por cada compañía, y con este recaudo y resolución le enviaba el Bajá, y con él dos turcos para escrebir y tomar por letra los dineros, moniciones y vituallas, y el número de la gente que se hallaba dentro.

No tengamos un disgusto». Hombre, no seas tonto... Parece que me conoces de ayer. Ya sabes que soy un sepulcro. Y el sepulcro se abrió en casa de las de la Caña, con la mayor reserva se entiende, y después de hacer jurar a todos de la manera más solemne que guardarían aquel profundo arcano. «¡Pero qué cosas tiene usted, Encinas! No nos haga usted tan poco favor.

Pero se detuvo y acabó por reñir dulcemente á Roseta. Lo ocurrido la enseñaría á no pasear por gusto en la huerta. Ellos debían evitar todo roce con los demás: vivir juntos y unidos en su barraca, no separarse nunca de unas tierras que eran su vida. Dentro de su casa ya se guardarían los enemigos de venir á buscarles.

21 tampoco yo echaré más de delante de ellos a ninguno de estos gentiles que dejó Josué cuando murió; 22 para que por ellos probara [yo] a Israel, si guardarían ellos el camino del SE

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