Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 12 de noviembre de 2025
Lanzaba el nombre de Magdalena, gritando con todas mis fuerzas para que lo repitieran las sonoras rocas de la costa; luego un sollozo ahogó mi voz, y lleno el corazón de confusiones me preguntaba si los hombres de hace dos mil años, tan intrépidos, tan fuertes, habían amado tanto como nosotros. Aunque había dicho que mi ausencia duraría muchos meses, regresé al cabo de algunas semanas.
La gente estaba lo mismo, como si el líquido se hubiera derramado en el suelo: solamente el tocador rasgueaba con más fuerza y los demás batían palmas con una agitación loca, gritando a un tiempo para jalear al viejo bailarín.
En el momento en que la señora quiso entrar á esa localidad, suponiendo encontrar allí su equipaje, salia un individuo alojado tambien en el hotel. Nuestra inocente señora dió un grito y se quedó pasmada; pero luego bajó las escaleras gritando que un monsieur se habia metido al cuarto de ella, cosa que naturalmente le parecia muy irregular.
A lo lejos se oía la voz de éste, gritando con chistosa corrección: ¡Hipócritas! ¡Sepulcros blanqueados! ¿Es esto confojme con el espíritu del Evangelio, canallas? ¡Predicáis la paz y el amoj entre los hombre, y sois los primeros en barrenaj los textos sagrados! ¡Cuándo sacudiremos vuestro yugo, y nos emanciparemos de la esclavitud en que nos tenéis desde hace tantos siglos!
Desde lo alto del cielo, la luna inmóvil dejaba caer sosegadamente sobre el paisaje la onda tibia de su luz. Fuéronse acercando las voces. El corazón de los jóvenes palpitaba fuertemente. Grande fue su pasmo y alegría cuando vieron cruzar por delante de la ventana un tropel de hombres riendo y gritando.
Hacia las tres de la tarde, los caminantes oyeron las primeras voces de los centinelas de la partida: ¿Quién vive? ¡Francia! respondió Materne adelantándose. Todos salieron al encuentro de los recién llegados, gritando: «¡Viva Materne!» El mismo Hullin, lleno de tanta curiosidad como los demás, no pudo contenerse y acudió, acompañado del doctor Lorquin.
Con una tan ilustre confesión, tanto más digna de agradecimiento cuanto menos esperada, haciendo increíble fiesta los neófitos y gritando de contento, se arrojaron todos á darle muchos abrazos; pero á ninguno cupo mayor júbilo que al V. Padre, que con la conversión de éste sólo dió por reducido á todo el pueblo al gremio de la Santa Iglesia.
La verdugo cruel le está arañando El rostro y el pescuezo con el pecho. Fingiendo que se duele, esta gritando, Y su marido, dice, que del lecho Cayó, con un dolor crudo muy fuerte, Con ansias revolcando de la muerte. Los lutos se sacaron con contento, Las lágrimas son risas de heredero Y muy de presto ordenan casamiento, Por mas presto venir á pagadero.
Los cinco hermanos, revueltos en un tropel, siguen gritando en el centro de la estancia, y los brazos se levantan sobre las cabezas amenazadores y coléricos. DON FARRUQUI
¡Cómo!... ¿No te da vergüenza mirar por un pañuelo el día de tu boda? ¿No vale más la alegría de tu mujer que un trapo? ¡Habrá gallego!... Y todos le increpaban con ira mientras el señor Rafael se retorcía de risa en un rincón gritando: ¡Vivan los novios rumbosos!
Palabra del Dia
Otros Mirando