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Actualizado: 28 de mayo de 2025


En la figura bronceada, en el ojo magnífico y salvaje, en la sonrisa orgullosa pero triste del Gitano.... Con decir que Granada es la síntesis de la historia y la sociedad hispano-arábiga, se indica lo que es en su estructura material esa ciudad.

Y su caballo llevaba, al menos, una tercera parte de la carga de la tartana. ¡Ah! ya caigo dijo el fraile a quien el signo del gitano había asustado mucho , ya caigo; el señor capitán se queda con nosotros, porque conoce una salida secreta que puede ayudarnos a salir de esta ensenada sin necesidad de subir por ese camino, tan alto como la escala de Jacob.

De pronto, el cielo pareció escuchar aquella demanda, ciertamente justa, porque dos velas aparecieron a lo lejos; las dos cortaban el viento corriendo la una cerca de la otra, de modo que la embarcación del gitano debía encontrarse encerrada entre las dos o bien arrojarse a la costa; ¡y cuál no fue la alegría pública cuando reconocieron a dos escampavías del Gobierno que izaron el pabellón español, asegurándole con un cañonazo!

Amigo, cuando no dan más en la puja, hay que decir lo del otro gitano del cuento... Se confesó de haber robado tres pesetas, y el cura le dijo: «¿No te da vergüenza, infeliz, de condenarte por tres miserables pesetas?...» «¿Y qué quería usted que jiciese, si no había más?...»

Y apoyó vigorosamente sus espuelas en los flancos del caballo que dio una violenta sacudida. Entonces el animal se enderezó bruscamente y dio un salto tan prodigioso, que los dos alguaciles rodaron por el suelo... ¿Que quién soy?... ¡soy el gitano, el bohemio, el maldito, el condenado, si usted lo prefiere, digno alcalde!

Al cabo de no cuántos días, viniendo con la señora princesa Micomicona, conocí mi asno, y que venía sobre él en hábito de gitano aquel Ginés de Pasamonte, aquel embustero y grandísimo maleador que quitamos mi señor y yo de la cadena. -No está en eso el yerro -replicó Sansón-, sino en que, antes de haber parecido el jumento, dice el autor que iba a caballo Sancho en el mesmo rucio.

Entonces aquellos desgraciados, pálidos y maltrechos, se miraron con espanto, y de un brinco se plantaron en la playa, echando a correr con toda la velocidad de sus piernas, como si el gitano les pisara los talones.

¿Qué pasa? dijo el gitano a quien este insultante exordio había sacado de su éxtasis. ¡Pues bien! ¡tres veces maldito! yo te conjuro en nombre del superior del convento de San Francisco que es mi dueño y el tuyo... El mío, no, fraile. Mi dueño y el tuyo continuó ; te conjuro a desplegar las velas y a tomar el portante.

Temió que el gitano, en presencia de don Fernando, hablase de sus amores con la hija del padrino, y se apresuró a despedirle. Toma un pitillo y lárgate... mala sombra. Tu madre estará esperándote. Alcaparrón obedeció con la docilidad de un perro.

Y su cabeza se inclinó sobre la del gitano, y sus bocas se oprimieron. ¡Oh! ven la dijo levantándola dulcemente , ven a pasear bajo esos viejos naranjos y a respirar su perfume... ¡Mira!

Palabra del Dia

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