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Actualizado: 17 de junio de 2025


Iba a cantarse una misa con acompañamiento de orquesta y de voces: algo extraordinario, como la ópera, del Teatro de San Fernando cuando llegaban las Pascuas. Luego entonarían los sacerdotes el Te Deum en acción de gracias por la salvación del señor Juan Gallardo, lo mismo que cuando el rey entraba en Sevilla. Se presentó la comitiva abriéndose paso en el gentío.

Circulaban por el gentío las más contradictorias noticias. Ya no se verificaba la romería: oponíase á ella el gobernador, al que los bizkaitarras, en su fervor separatista, llamaban despreciativamente «el cónsul de España». Después corría de boca en boca la certidumbre de que iba á celebrarse la fiesta.

¡Si le han soltado perros traicioneros! clamaba el apoderado desde su asiento, a pesar de que la corrida era de la ganadería del marqués . ¡Si eso no son toros!... Ya veremos en otra, cuando sean bichos nobles de verdad. Al salir de la plaza, Gallardo notó el silencio del gentío. Pasaban los grupos junto a él sin un saludo, sin una aclamación de aquellas con que le acogían en las tardes felices.

Habana, 6 de Junio de 1912. Presidente de la República. Desde las primeras horas de la mañana del día 27 de Julio, un enorme gentío, ávido de curiosear, invadía los alrededores de nuestro gallardo Parque Martí, el que transformado en breve espacio de tiempo en monstruoso comedor, ofrecía un golpe de vista espléndido, á la par que singular.

Carrascosa creyó reconocer en aquel joven al sobrino de su amigo, á quien había tratado en Ateca; y queriendo cerciorarse, porque sin duda le interesaba, bajó tras ellos. Los cuatro jóvenes se mezclaron al gentío: no se podía dar un paso. La procesión estaba organizada, y pronto iba á emprender la marcha para salir á la calle de Atocha.

Hacia el Norte, especialmente, es el gentío innumerable; bien que está algo lejos: son tierras trabajosísimas y se descubren animales fieros y extraordinarios.

Todas las extraordinarias visiones del soñador de Patmos, cuantas alucionaciones había consignado el evangelista Juan en su Apocalipsis, pasaban ante el gentío, sin que es Le, después de contemplarlas tantos años, adivinase su significación.

Poco á poco fué quedando desierto el atrio de San Nicolás. Un muerto yacía en la acera, custodiado por dos guardias. Más allá, los grupos rodeaban á varios heridos. Algunos curas se deslizaban con paso lento á lo largo de las paredes esquivando el gentío. Estaban heridos é iban á sus casas á curarse ocultamente, huyendo de la publicidad y de enojosas declaraciones.

Fáltame decir que el gentío que nos acompañaba en la pública, era compuesto, en parte, de gente de baja esfera; y en parte, de personas graves del comercio menudo, de tenderos, periodistas y también muchos vagos de la calle Ancha y algunas mozas de diferente estofa. La iglesia, convertida en salón, no era grande.

Ya se había lidiado un toro, y lo había despachado otro primer espada. Había sido bueno, pero no tan bravo como habían creído los inteligentes. Sonó la trompeta; abrió el toril su ancha y sombría boca, y salió un toro negro a la plaza. ¡Ese es Medianoche! gritaba el gentío . Medianoche es el toro de la corrida; como si dijéramos, el rey de la función.

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