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Actualizado: 2 de junio de 2025
A esta hora entró una vieja, que ensalmaba, y los vecinos, y comiénzanme a quitar trapos de la cabeza y curar el garrotazo. Y como me hallaron vuelto en mi sentido, holgáronse mucho y dijeron: "Pues ha tornado en su acuerdo, placerá a Dios no será nada." Ahí tornaron de nuevo a contar mis cuitas y a reírlas y yo pecador a llorarlas.
Y al decir esto, el Sentido enarbóló la t, y dándole un garrotazo con ella á su escudero, le dejó tan mal parado, que tuvieron que ponerle un vendaje en la o, y bizmarle las costillas de la m porque se iba desangrando por allí á toda prisa. «Haya paz, señores dijo un Sustantivo Femenino llamado Filosofía, que con dueñescas tocas blancas apareció entre el tumulto.
Don Paco, sereno y decidido, se apartó a un lado, brincó y salvó el bulto y sacudió otra vez tan fiero garrotazo en los lomos del de la carátula, que le hizo caer en el suelo boca abajo. Tendido ya en el suelo el bandido, don Paco se ensañó algo, y sin compasión le dio cuatro o cinco palos más. Como no se quejaba ni rebullía, don Paco le creyó muerto.
El camargués refería que regresaba de Nimes, citado por el juez de instrucción con motivo de un garrotazo que había dado a un pastor. En Camargue tienen sangre viva. ¿Pues y en Beaucaire? ¿No pretendían degollarse nuestros dos boquereuses a propósito de la Virgen Santísima?
Levantando bien el palo, pensando tenerla debajo y darle tal garrotazo que la matase, con toda su fuerza me descargó en la cabeza un tan gran golpe, que sin ningún sentido y muy mal descalabrado me dejó. Como sintió que me había dado, según yo debía hacer gran sentimiento con el fiero golpe, contaba él que se había llegado a mí y dándome grandes voces, llamándome, procuró recordarme.
Al principio, cuando tornaba de la casa de Rosa, sentía algún miedo y caminaba con más presteza; mas ahora con la salud le había entrado también confianza en sí mismo; creíase bastante fuerte para tumbar a cualquiera de un garrotazo, y de vez en cuando, para cerciorarse de ello, hacía furiosos molinetes con su bastón de acebo.
Cuando por sus negocios pasaba cerca de mi tienda, entraba a saludarme. Tenía un modo suyo de anunciarse: un garrotazo sobre el mostrador. «¿Quién está aquí?» Y al salir yo del escritorio, la misma pregunta: «¿Cómo estás, maño? ¿Cómo tienes a la maña y tus cachorricos?...» La última vez que le vi, fue antes de retirarme yo a París.
Se acordaba de haber visto operar á Jaramillo padre cierto día que un vecino había regresado á su rancho con el brazo hinchado y negro por la mordedura de una serpiente. El brujo le había puesto unos remedios enérgicos sobre la herida, murmurando luego una invocación misteriosa sobre el reptil, muerto de un garrotazo.
No dirán ustedes exclamo que mis trabajos pasan inadvertidos o que no hacen mella. Aquí hay un señor que me llama animal, y otro que me anuncia un garrotazo en la cabeza. Creo que el éxito no admite dudas...
La mala ventura de Toribión quiso que al hacer la tercera vuelta se le enredasen los pies entre un helecho y cayese de bruces. Alzóse rápidamente, pero antes que pudiera emprender de nuevo la carrera un garrotazo de Nolo le hizo dar con su pesado cuerpo en el suelo.
Palabra del Dia
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