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Actualizado: 25 de junio de 2025
Ya está... ¡les pone una tallarinada! dijo Baldomero riendo bondadosamente, al dar un puntazo con el cabo del rebenque en el abultado abdomen de Garona. ¡No sea juguetón!... y diga: ¿de postre? ¿Qué les va a poner? Tengo lindo durazno en conserva. ¡Convenido! y ponga guayaba también y... ¡ya sabe!... ¿eh?... esto es mío... no vaya a recibirle a don Melchor. ¡«No» pierda cuidado!
En las cercanías de Burdeos el paisaje es hermoso y el horizonte vastísimo; el valle del Garona aparece en todo su esplendor de cultivo, mostrando sus plantaciones de tabaco al lado de las de cereales y los inmensos viñedos, que les dan tan universal importancia al departamento de la Gironda y los circonvecinos.
Pues entonces ¡en avant!, dijo Tránter, echando á andar con gran prisa, seguido de numerosos escuderos. Á orillas del Garona había una pequeña pradera limitada en dos de sus extremos por altos paredones. El terreno formaba rápido declive al acercarse al río, muy profundo en aquel punto, y los únicos dos ó tres botes visibles estaban amarrados á gran distancia.
¡Así se empieza!... respondió Baldomero, riéndose, y agregó: ¿Pero ya llegamos y sabe que el mate me anda retozando entre las tripas?... En la puerta del hotel esperaba Garona, cuya silueta se proyectaba en la acera a favor del farol colgado en el zaguán, como la de una bordalesa que tuviese encima una fuente enorme; de tal modo eran anchas las alas de su chambergo criollo.
¡Por San Cristóbal bendito! exclamó el marino con voz gozosa y mirando ávidamente en la dirección indicada. ¡Es La Tremblade! ¡Y yo que creía no haber pasado de Olorón! Allí, frente á nosotros, está la desembocadura del Garona, y una vez pasada la barra habrá desaparecido el peligro. ¡Orza, muchachos! ¡Timón á babor!
Además, la numerosa corte del Príncipe Negro allí instalada definitivamente, había atraído á multitud de nobles ingleses con sus familias y servidores, elemento fastuoso cuyo entretenimiento, fiestas y grandes gastos contribuían no poco á la prosperidad de la noble villa del Garona.
¡Qué quiere!... aquí aprendemos de todo... y quién sabe si hay alguno que toma más mate «de» yo contestó enfáticamente Garona, que hacía gala de su capacidad de bocoy, considerando que el verdadero mérito de «un buen gaucho» se revela por el número de mates que pueda tomar y no por calidades de otro orden. Cuando sea hora de salir, avise, Baldomero, para despertarlos.
Un licenciado del ejército me dijo después que habían abierto una taberna, en no sé qué ciudad del Garona y que Rosa sigue haciendo de las suyas y él bebe tanto vino y cerveza como diez de sus parroquianos. ¿Sí? Pues aquí acaba nuestra querella, dijo Simón envainando la espada.
¡Ni sé lo que haya puesto Garona!... Vaya sacando, amiga. ¿Quiere?... Yo ya vengo dijo desde la puerta Baldomero, teniendo del cabestro su azulejo al que le había sacado el cojinillo. Mientras se disponía la mesa bajo la enramada del poniente, los tres amigos salieron a «estirar las piernas» por las inmediaciones. ¿Por qué no llevan la escopeta? Don Melchor... puede que encuentren algo...
En la otra margen del Garona, el barrio de Chartrong tiene encubierto su fondo irregular de fábricas, almacenes, canteras y cuanto constituye siempre un arrabal, por la mas hermosa y vasta fachada que puede darse. Tal es la fila inmensa de más de trescientas casas elegantes que parecen palacios, orillando todo el malecón del muelle de la una á la otra extremidad de la ciudad.
Palabra del Dia
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