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Actualizado: 2 de junio de 2025
Este sacrilegio excita universal indignación; el Rey quiere salir en persona para castigar al insolente criminal; pero el joven Garcilaso consigue la gracia de pelear con él en vez del Rey, y reviste, al efecto, sus armas invocando antes á la Virgen. En una escena intermedia se presentan la España y la Fama para ensalzar los nombres de Garcilaso y de Fernando.
Y se ensañó el buen hombre, fantaseando cuadros domésticos, idílicos y bucólicos; pero ¡cosa rara! cuanto más clamoreaba la zampoña de Virgilio y Garcilaso, más indiferente y fresca iba mostrándose Nieves. ¡Cómo demonios era aquello?
En esta parte diremos de buena fe, lo que ponía Iriarte irónicamente en boca de uno que estropeaba la lengua de Garcilaso: «Que si él habla la lengua castellana, Yo hablo la lengua que me da la gana.» Pasando por alto este inconveniente, el álbum es un enorme libro, en cuya forma es esencial condición que se observe la del papel de música.
Garcilaso, el menos crédulo de sus contemporáneos, no ha podido sustraerse de este embeleso; ya exagerando la sabiduria de las antiguas instituciones del Perú; ya sus tesoros, ya la fecundidad de su territorio.
No me pareció mal la traza, y yo confieso que me incliné a ella por hallarme con algún natural a la poesía, y más que tenía ya conocimiento con algunos poetas y había leído a Garcilaso; y así, determiné de dar en el arte.
Garcilaso, Zárate, Gómara y muchos historiadores y cronistas dicen que fué por entonces cuando doña María de Escobar, esposa del conquistador Diego de Chávez, trajo de España medio almud de trigo que repartió a razón de veinte o treinta granos entre varios vecinos. De las primeras cosechas enviaron algunas fanegas a Chile y otros pueblos de la América.
Sobre los hechos históricos, consultad á Garcilaso de la Vega, Comentarios reales, que tratan del origen de los Incas: Lisboa, 1609, en folio. Historia de las guerras civiles de los españoles en las Indias.
Ningún dramático hubo tan aventajado, ni ninguno, como Boscán, Garcilaso y Herrera, se esforzó en llevar este género poético á la perfección, que ellos imprimieron en la lírica, y esto explica que Gil Vicente y Torres Naharro aparezcan como fenómenos aislados, si se comparan con sus infelices imitadores, y que, á pesar de esto, sólo merezcan el nombre de poetas de segundo orden, cuando se recuerdan las dotes de tan eminentes líricos.
Aunque era don Cayetano canónigo y tenía nada menos que la dignidad de arcipreste, que le valía el honor de sentarse en el coro a la derecha del Obispo, considerábase él digno de respeto y aun de admiración no por estos vulgares títulos, ni por la cruz que le hacía ilustrísimo, sino por el don inapreciable de poeta bucólico y epigramático. Sus dioses eran Garcilaso y Marcial, su ilustre paisano.
Dividen en dos épocas el arte peruano anterior á los incas, pero, adoptando la genealogía de éstos, dada por Garcilaso, repudian la mas lógica, la de Montesinos, y encierran en un cuadro estrecho, lo que es resultado de la evolucion social de varias razas durante decenas de siglos.
Palabra del Dia
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