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Actualizado: 26 de julio de 2025


Bueno, mamá; no llore usted. No encuentro quién nos preste; pero estoy dispuesto a firmar lo que usted quiera, dando en garantía el huerto. Crea usted que me cuesta mucho desprenderme de ese dinero. Yo te lo devolveré, hijo mío; te lo devolveré pronto dijo la arrogante señora abrazando a Juanito y mojándole el rostro con sus lágrimas.

Tus versos no son advenedizos; demuestran que tienen algún arraigo en el país. ¡Vaya, vaya, Gustavo! exclamó riendo Aldama. ¡Que , querido, que ! El público necesita siempre una garantía... Un joven de agradable rostro y correctamente vestido iba a pasar por la salita, pero viendo a nuestros amigos se volvió recelosamente para no cruzar por delante de ellos.

Mas no bien supo que el médico no garantía la vida del enfermo más allá de la medianoche, creyó saber bastante, y dio al punto a don Federico la orden de suspender el viaje y pedir cuartos para todos allí mismo, en la fonda.

Era el más viejo, y era y es bien jóven aún, uno cuyo nombre es ya garantía para el público que asiste á los estrenos de sus obras, de que va á pasar una noche feliz: tanta es la habilidad con que sabe disponer la sencilla y natural trama de sus piezas: tanta y tan fina es la sal con que sabe aderezarlas y servirlas al público, su infatigable convidado.

Después del general, sus pasiones eran las amigas a quienes siempre aconsejaba lo mejor y las conversaciones en que se hablaba del decoro. Los hombres merecen párrafo aparte. Don Juan del Cupón era un señor muy rico, asociado con un marqués que no lo era menos, para prestar dinero a menores con escrituras de depósito como garantía.

No está claro exclamó don Pablo Aquiles, que iba perdiendo el color y la calma, ningún prestamista da sin una firma de garantía, si la persona no le inspira la suficiente confianza, y no podía inspirársela un niño de teta como esa desgraciada criatura; ¿has visto la firma de Esteven en el pagaré?

Pues, Quilito, sin darse cuenta de lo que hacía, con tal de que el prestamista le diera lo que necesitaba, ofreció la garantía, ¿de quién te parece? ¡de Esteven! ¿comprendes ahora? ¿no? está bien claro, Pablo; dijo Esteven como hubiera dicho cualquier otro nombre conocido en el comercio...

Recordó después que el viejo tonto del tejedor, el ruido de cuyo telar ya oía, tenía mucho dinero oculto en alguna parte. ¿Cómo era posible que a él, Dunstan Cass, que había oído hablar muchas veces de la avaricia de Marner, no se le hubiese ocurrido sugerirle a Godfrey que consiguiera del vejete, ya fuera asustándole, ya fuera captándoselo hábilmente, que le prestara su dinero con la excelente garantía de las esperanzas del squire?

Es verdad: pero no me atrevería a recomendar este partido a Antoñita; es un libertino de costumbres muy relajadas que cifra todo su orgullo en la pretensión de pasar plaza de seductor como Novelace o don Juan Tenorio. Eso podrá satisfacer a los alocados como él; pero, francamente, sería una garantía muy débil para la futura felicidad de Antoñita.

No existía, pues, garantía de ningún género, ni libertad individual; este régimen es lo que se llama despotismo. No se admitía más que una iglesia, en cada país, y los habitantes estaban obligados a practicar el culto del Estado.

Palabra del Dia

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