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Actualizado: 15 de junio de 2025
Era esta de las buenas del pueblo, con corral donde había muchas gallinas, y con patio enlosado y lleno de macetas de albahaca, brusco, evónimo, miramelindos, dompedros y otras flores. Claro está que para las faenas rústicas del lagar, del trasiego del vino y de la confección del aceite, hombres y bestias entraban por una puertecilla falsa que había en el corral.
Envieles dos pares de gallinas que costaron 24 mrs. Envieles más pan e fruta e vino que costó 10 mrs. Sábado 22 días del dho. mes de Julio les envié dos pares de gallinas que costaron 24 mrs. En este día les envié pan e melones, e fruta e vino que costó 15 mrs. Domingo 23, les envié un par de gallinas que costaron 12 mrs.
No; tengo familia allá en mi casita de las afueras de Barcelona; una familia que no da disgustos: un perro, tres gatos y ocho gallinas. No entienden a las personas y por eso me respetan, me quieren como si yo fuera un hombre igual a los demás. Envejecen tranquilamente a mi lado. Nunca se me ha ocurrido matar una gallina: me desmayo viendo correr la sangre.
Son tan sugetos á sus principales, que precisan á los indios á servirlos, como sirven en Alemania los rústicos á los nobles. Tienen abundancia de frutos de maiz, mandioca, batatas, mandubí, pacobas, y otras raices y cosas de comer. Hay muchos ciervos, ovejas indias, avestruces, anades, gansos, gallinas y otras muchas aves.
Pues bien: hablemos ahora cuanto quieras, de mis patos, mis gallinas, mis conejos, mis perros y mis flores. Ocho días después, me despedí de mi tío y me puse en camino para Italia. Llegué, vi y vencí.
Cuzcuz, pan blanco á comer, Gallinas en abundancia, Y aun havrá vino de Francia, Si vino quieres beber. No te piden lo imposible, Ni trabajos demasiados, Sino blandos, regalados, Dulces lo mas que es posible. Goza de la coyuntura Que se te pone delante, No hagas del inorante, Pues muestras tener cordura.
Este que le tenía mucho respeto desde el día en que le vió hacer operaciones quirúrgicas con la misma tranquilidad como si se tratase de gallinas, le esperaba para darle noticias. Dos de los trabajadores estaban presos, uno iba á ser deportado... se habían muerto varios karabaws. ¡Lo de siempre, cosas viejas! replicaba mal humorado Basilio; ¡siempre me recibís con las mismas quejas!
Una cosa es reformar la ortografía pública, y otra aplicar ciertos correctivos a la especie humana. «Allá van los buenos días» le dijeron los chulos alegremente, y a Ido se le puso la carne como la de las gallinas, porque se acordó del duro y temió que se lo garfiñaran si entraba en parola con ellos.
Muchas veces todo parecía vacío, menos el corral, en donde se agitaba constantemente una multitud de gallinas; el gran jardín, en el cual las muchachas de la granja recogían la hierba, y la terraza expuesta al mediodía en la que la señora de Bray y sus hijos estaban a la sombra de las parras, cada día menos compactas por la caída rápida de los pámpanos secos.
¡Sí! decía Juana ; como la media libra de tocino que te robó de entre las manos el otro día ese mismo demonio de animal! ¡Como el pollo que me sacó de la tartera antes de ayer el gato del enterrador! ¡Como el grano que se zamparon ayer en el desván las gallinas del vecino! ¡Como tantas otras cosas que se nos van por arte del demonio!
Palabra del Dia
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