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Actualizado: 15 de mayo de 2025


Véase si no cuán gallardamente cruzan el estanque en todas direcciones, cual si resbalaran por el agua a impulso del viento y no por virtud del movimiento de sus palmas.

La bajó entre su brazos, ayudada en tan cariñoso obsequio por el Sultán su hijo, que para ello se derribó gallardamente del caballo Ebn-Nur, quien dobló al efecto tan gentil como humildemente sus rodillas.

Plácido no había nacido para el presidio de una tienda. Su elemento era la calle, el aire libre, la discusión, la contratación, el recado, ir y venir, preguntar, cuestionar, pasando gallardamente de la seriedad a la broma. Había mañana en que se echaba al coleto toda la calle de Toledo de punta a punta, y la Concepción Jerónima, Atocha y Carretas. Así pasaron algunos años.

Pero estaba muy bien conservado. Ana suplicó a don Cayetano que nada dijese a sus tías de aquella proporción, hasta que ella tratase algún tiempo a Quintanar; porque si doña Anuncia sabía algo, impondría al novio sin más examen. «Nada más justo; prefiero que estas cosas las resuelva el corazón; Moratín, mi querido Moratín, nos lo enseña gallardamente en su comedia inmortal: El de las niñas».

Gould sólo tuvo tiempo para abandonar el brazo de su mujer y girar sobre sus talones, avisado por las palabras confusas de estos vagabundos, que parecían ponerse de acuerdo. Los cuatro cayeron sobre él, que los recibió gallardamente con sus puños poderosos.

El bautizo se celebró con modestia suma en San Ginés, una mañana de Abril, y le pusieron al chico los nombres de Juan Evaristo Segismundo y algunos más. Ballester se corrió gallardamente aquel día a convidar a Izquierdo y a Ido del Sagrario en el próximo café de Levante. Instó mucho al maestro a que tomara un biftec; pero D. José lo rehusó, aunque buenas ganas tenía de aceptarlo.

Atusándose gallardamente los mostachos, hizo hablar a Jacinto como adivinando sus deseos... Y poco a poco fue sabiendo todo lo que podía saber, aunque se lo explicaba a su modo... Por curiosidad revisó algunos números atrasados de El Correo de las Niñas y La Mañana, que traía su visitante en el bolsillo.

El joven Sultán iba, como se ha dicho, al siniestro lado del riquísimo palanquín, haciendo gala y muestra de su gentil presencia, y escarceando gallardamente con aquella peregrina alfana, si llena de fiereza para combatir, no menos primorosa y atildada para los alardes de gentilezas y bizarrías.

Le guardo todas las consideraciones que ella se merece, porque... no puedes figurarte lo buena que es. Fortunata siguió inquiriendo con molesta curiosidad todo lo que quería saber respecto a la intimidad de los esposos; pero el otro se escurría gallardamente, dejando a salvo, hasta donde era posible en aquel criminal coloquio, la personalidad sagrada de su mujer.

Entráronse todos por ella, subieron la estrecha y antigua escalera, y en una sala no muy espaciosa hallaron la mesa puesta. Sentáronse presto y dio comienzo el festín. Estaban bien apretados, porque eran más de veinte los comensales, casi todos clérigos, y la mesa no daba comodidad para más de doce o catorce. Se comió y bebió gallardamente.

Palabra del Dia

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