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Actualizado: 25 de junio de 2025
Pero después que ambas primas hubieron resuelto este punto, quedó otro más difícil: la cuestión del permiso. Doña Tula se negó a darlo. Gloria estaba haciendo en su casa una vida conventual. Desde que se descubrió el galanteo de Marmolejo, sobre todo, la tenían terriblemente sujeta.
Al día siguiente, al subir el Capellanet a la torre para llevar la comida a don Jaime, éste le hacía preguntas sobre lo ocurrido en la noche anterior. Escuchando al muchacho, se imaginaba Febrer todos los accidentes del galanteo. La familia cenaba de prisa, al anochecer, para estar pronta a la ceremonia.
Había que resignarse a un galanteo penoso y contradictorio, a un tira y afloja que parecía muy del gusto de aquella mujer y le hacía abrir unos ojos de sonriente crueldad, de espasmo sádico, cada vez que él, con los sentidos excitados por misteriosas alusiones o miradas prometedoras, se contraía furioso de deseo.
Debo de estar enferma.... Me asusta el mundo..., el teatro me horroriza..., el galanteo me espanta.... Quiero paz..., quiero sueño..., quiero honradez...; no vivir de farsa... y tener pan que no deba a mi cuerpo alquilado a un desconocido..., a no sé ahora quién. Tuya, sí. De los demás, no. ¿Quieres?
Comprendía él que parte del encanto de su persona, irresistible para muchas mujeres, consistía en su misma vida desarreglada, de aventurero simpático, generoso, alegre, casi infantil, pero poco escrupuloso, como no fuera en puntos de galanteo y de valentía.
Me veo obligada á casarme con vuestro amigo por salvar á su majestad de unas apariencias que podían perderla; cierto es que vuestro amigo me ha interesado el corazón, no os lo niego, pero le conozco poco; el paso que voy á dar es decisivo; ¿le conocéis vos, don Francisco? ¿estáis seguro de que su galanteo con esa comedianta pasará en el momento en que le abra mi corazón? ¡decidme, por Dios, cuánto pierdo ó cuánto gano en mi sacrificio!
He visto en vos, señora... ¡la verdad es que no he visto nada fuera de vuestra hermosura, que es divina! Pero... mi hermosura sola no hubiera causado en vos... en fin, no hablemos más de esto... os recibo por mi amigo.. conozco que os apreciaré... os apreció ya, no sé por qué... sobre todo, no me gusta una guerra fatigosa, un galanteo que á nada conduciría, porque es una locura.
Siempre da el brazo a la hermosa. Ella, en tanto, a quien nada dice, que nada nota en él de galanteo, está bien lejos de creer que el público malicioso no habla de otra cosa sino de sus amores con fulanito. Fulanito tiene amor propio, no amor.
Sí, era fácil, bien lo sabía ella, pero si le quitaban la tentación no tendría mérito, sería prosa pura, una cosa vetustense, lo que ella más aborrecía...». Don Álvaro, que si no era tan buen político como se figuraba, de diplomacia del galanteo entendía un poco, comprendió pronto que, sin saber cómo, había acertado.
Los coloquios de amor y las parejas dichosas y apasionadas se oían y se veían a cada momento. La noche y la mañanita de San Juan, aunque fiesta católica, conservan no sé qué resabios del paganismo y naturalismo antiguos. Tal vez sea por la coincidencia aproximada de esta fiesta con el solsticio de verano. Ello es que todo era profano y no religioso. Todo era amor y galanteo.
Palabra del Dia
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