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Actualizado: 4 de junio de 2025
Prueba de ello Tistet Védène y su maravillosa aventura. Era al principio este Tistet Védène un descarado granuja, a quien su padre Guy Védène, el escultor en oro, se había visto en la necesidad de arrojar de su casa, porque además de que no quería trabajar, maleaba a los aprendices.
¡Bailar! ¡Excelente idea! interrumpió palmoteando doña Inés. Ahí no sé por qué capricho, pues yo nunca amé la música ni supe tocar una nota, me ha puesto Goya un laúd sobre una consola, en el fondo de mi cuadro. ¡Tomadlo, vizconde, y tocadnos algo para que bailemos! Guy tomó en efecto el indicado laúd, sentose sobre una mesa y preludió unos bonitos acordes.
Tantas veces os dije, vizconde observó don Fernando, que en España no debéis nunca burlaros o hablar ligeramente de sacerdotes y cosas de religión... Sois insufrible, caballero aseguró a Guy doña Brianda. ¿Cuándo aprenderéis a estaros con juicio? preguntole el primer duque de Sandoval.
Lo cierto es que mi abuelito el vizconde intervino graciosamente doña Inés debe haberse aburrido de lo lindo en su cuadro, habiendo llevado antes una vida tan divertida en Gascuña, en París y hasta en Toledo. ¿Os distraíais recordando vuestras aventuras? A veces, cuando no flechaba el corazón de la respetable matrona que tenía en frente repuso Guy, aludiendo a doña Brianda.
Although it is doubtless quite true that there has been in modern Spain no writer of short stories who rivals Guy de Maupassant, nor has there been any writer of longer stories who may compare favorably with Honoré de Balzac, yet, as a whole, the Spain of the nineteenth century has probably been pictured as faithfully as France by native authors.
Respetaba las virtudes un tanto agresivas de fray Anselmo, aprobaba la gravedad de don Fernando y doña Brianda, reía de las ocurrencias de Guy, enamorábase de las gracias de doña Inés... Y también se sentía entre ellos, que una tarde llegó hasta disgustarse seriamente con una broma del vizconde...
Porque querer dar a entender a nadie que Amadís no fue en el mundo, ni todos los otros caballeros aventureros de que están colmadas las historias, será querer persuadir que el sol no alumbra, ni el yelo enfría, ni la tierra sustenta; porque, ¿qué ingenio puede haber en el mundo que pueda persuadir a otro que no fue verdad lo de la infanta Floripes y Guy de Borgoña, y lo de Fierabrás con la puente de Mantible, que sucedió en el tiempo de Carlomagno; que voto a tal que es tanta verdad como es ahora de día?
¡Si no bebes hasta la borra, insultas al rey de Francia, y yo, que soy su embajador, te castigaré como mereces! exclamó el gascón, requiriendo otra vez su espada... Más muerto que vivo, y todavía más borracho que muerto, Manuel se bebió «hasta la borra», dejando luego caer al suelo estrepitosamente la botella... ¡Bravo, bravísimo! aplaudió Guy.
Guy tomó las copas riéndose a mandíbula batiente... ¿Y a esto llamas vasos para beber vino de Borgoña, maese Manuel? Sí... señor... si el señor no se enfada... ¿Y crees tú que un francés honesto puede beber sangre de Cristo en estos dedales de muñeca? Sí... no...
Palabra del Dia
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