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Actualizado: 5 de julio de 2025


Del arte nadie sabía nada más que él: pronunciaba la palabra ahuecando la voz y paseando su mirada fulgurante por los circunstantes como si temiese cualquier profanación y estuviese apercibido a reprimirla de un modo sangriento.

Antes de arrodillarse, cerraron las maderas de la ventana, para evitar que la ojeada fulgurante del relámpago les deslumbrase a cada minuto.

Alma, escuda con la malla milagrosa de la rima el dolor y el desaliento que florecen en tu sima cuando evoca la tristeza la visión de la contienda, y fecundo rompa el brote vigoroso del ensueño con la gloria fulgurante del audaz y heroico empeño 5 y el fugaz deslumbramiento de la trágica leyenda.

Moreno tomó maquinalmente el cigarro que le alargaba. ¿Fuego? Jacobo arrolló la carta en espiral, la encendió y ofreciola a su amigo. Quedose con ella entre los dedos, hasta que se hubo consumido, y tiró el cabo que como fulgurante estrella, cayó ventana abajo. Siguiolo con la vista y se volvió luego hacia Moreno.

Al poniente se veia la vasta y fulgurante sabana del Océano, inmóbil á lo léjos, pero en realidad agitándose con violencia contra los peñascos abruptos de la costa, y llena de esplendor por el reflejo del sol, rojo-amarillento, comenzando á consumirse tras de un horizonte ilimitado.

Ángel llegó a sentir latidos en las sienes y a cobrar cierto miedo al hablar incisivo y al mirar fulgurante de Leticia; la cual, como si se envalentonara con los encogimientos de su interlocutor, se tiró más a fondo, de esta suerte: Usted no sabe aún que los amores, como otras muchas cosas, se mejoran con la salsa de la experiencia; quiero decir que para un paladar de buen gusto, son más sabrosos los más experimentados...

El sol se hundia como una brasa fulgurante en las ondas de un horizonte infinito; la Alameda estaba poblada de paseantes y habia por do quiera una encantadora animacion. El escenario parecia una gran canasta de flores flotando entre los remolinos de un torrente.

Nada mas grandioso que ese monumento de cúpula fulgurante, que brilla al rayo del sol como una inmensa joya suspendida en el éter. Al mirarla se siente uno lleno de admiracion por la grandiosa sencillez que le quiso dar el genio oriental ó morisco. Aquel arcángel aéreo de bronce dorado que corona la cúpula y gira como una veleta, tiene no qué de celeste que provoca á escalar la altura para hundir la mirada alternativamente en el cielo y en el mar de casas resplandecientes y de campiñas admirables que las rodean. La torre, perfectamente cuadrada en su parte morisca hasta una altura muy considerable, fué terminada mucho tiempo después de la conquista, y por desgracia con un estilo del todo diferente. Así, hasta la región de las campanas se ve la civilización del árabe, rematando su obra la arquitectura refinada del Renacimiento. La elevación total de la Giralda es de 364 piés, siendo por lo mismo la mas elevada que existe en España. El cuerpo de la torre tiene 50 piés por lado.

¡De rodillas, sabandija! ¡Ah! ¿Conque no vale nada lo que he hecho por ti! ¿Ya me enseñas los dientes antes de concluir de mamar? De rodillas, picaruela, ¡malvada! Josefina fue a caer acurrucada en un rincón del gabinete. Amalia mantuvo sobre ella largo rato su mirada fulgurante. Separándola al fin, preguntó a Concha y a Paula, que habían traído a la delincuente, en qué forma se había escapado.

Beranger, sintetisando los principales rasgos de su carácter moral y de su apostolado intelectual, ha colocado sobre su cabeza inspirada la auréola fulgurante de la poesía, imitando el conocido capítulo del libro de Lamennais que tiene por epígrafe: «¿Á dónde vás, jóven soldado? Voy á combatir por mi creencia

Palabra del Dia

godella

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