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Actualizado: 4 de mayo de 2025
Le parecía increíble que ésta rompiese de un modo tan insulso los lazos estrechísimos que los unían, olvidase en un punto su amor frenético, del cual tantas y tantas pruebas había recibido. Animado por esta luz y viéndola brillar delante de sí, cada vez con mayor intensidad, insensiblemente fué apretando el paso hasta llegar casi jadeante á la tienda.
No obstante, cuando pensaba en ella sentía repentino desasosiego, alterábanse sus nervios, y se ponía a dar vueltas por la estancia con visible agitación. Un vago y triste presentimiento le oprimía el corazón. El amor frenético que consiguió inspirarle Fernanda le había hecho olvidarse un poco de Josefina.
Fiad empresas delicadas a hombres ignorantes y populacheros que no tienen más cualidad que un valor ciego y frenético. No quiero contar los repetidos desastres de la expedición. Sufrimos tempestades, aguantamos todo género de desdichas, y para colmo de desgracia, lejos de hacer cosa alguna de provecho, parte de las tropas desembarcadas en Asturias cayeron en poder de los franceses.
Sólo cuando vio a éste frenético llevarse el cañón de un revólver a la sien para arrancarse la vida se arrojó a detenerlo prometiendo hacer cuanto le mandase. Y he aquí cómo quedó concertado en principio aquel matrimonio horrendo. Al tener noticia los nobles hijos de Lancia de tal concierto, el mismo sentimiento de vergüenza se apoderó de todos ellos.
Fernando buscó un taburete para sentarse a los pies de la niña, y como si cediera a un impulso contenido y frenético, con una embriaguez de palabras ardorosas, la habló de amarla mucho y amarla siempre. Ella aturdida, hechizada, se dejó inflamar en aquel fuego divino que ya había prendido en su corazón, y respondió a la querella amorosa con una encantadora reciprocidad de promesas.
La fisonomía del tercero no era tan agradable ni predisponía tanto su favor como la de los anteriores. Sin embargo, tenía fama de buen chico; y en cuanto á opiniones políticas, no podía echársele en cara la tibieza, porque era frenético republicano. Algunos mal intencionados decían que en el fondo era realista, y que sólo por cálculo hacía alarde de aquel radicalismo intransigente.
Y las tinieblas tornan impenetrables. La ventanilla está elevada hasta el comedio; por el espacio abierto, en la negrura intensa del cielo, una estrella fulgura, ya blanca, ya azul, ya violeta, ya anaranjada, en rápidos, en vivos, en misteriosos cambiantes. El tren corre frenético por la llanura infinita de la estepa.
D. Luis y no se me ofenda, ni siquiera vale Vd. para marido de una mujer honrada. Si usted ha estrechado las manos, con el ahínco y la ternura del más frenético amante, si Vd. ha mirado con miradas que prometían un cielo, una eternidad de amor, y si Vd. ha... besado a una mujer que nada le inspiraba sino algo que para mí no tiene nombre, vaya Vd. con Dios, y no se case Vd. con esa mujer.
Comprendiendo que no había de hacer caso a la doncella, yo misma le hablé por el ventanillo. «¿Es verdad que te vas con ese? me preguntó ¿sabes que me pones en un ridículo espantoso?» Le contesté que era verdad, que no volviera a acordarse de mí, pero que para él no había humillación porque las traiciones y las infidelidades de una mujer como yo no deshonran a nadie. Se puso frenético.
La entrevista con Tristán en casa de Escudero se resintió de tal confusión de ideas, de este choque de sentimientos tan diversos. Hubo instantes de emoción intensa, de demostraciones de cariño frenético; pero los hubo también de visible y extraña frialdad.
Palabra del Dia
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