Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 23 de julio de 2025


Los principales cabecillas del complot se dieron cita para una conferencia secreta que tendría lugar aquella noche en el salón interior de la Fontana, á las nueve, y se despidieron para retirarse, quedando allí Aldama y el Doctrino. Cuando se vieron solos, llamaron á Elías que apareció con cara de júbilo, la cual en aquel hombre era la cara más diabólica y repulsiva del mundo.

Tiene acaso un balcón florido que da la amable sensación de una mano blanca de mujer, y también algún arbolillo desmedrado y triste o una antigua fontana que vierte, hilo a hilo, la dulzura de su monotonía.

La confusión de Lázaro aumentó; pero antes que saliera de su estupor, Alfonso le tomó del brazo, le condujo á la escalera, y poco después estaban en la calle. Los otros dos jóvenes, nos son hasta ahora desconocidos, si bien es probable que les hayamos visto en el departamento bullicioso de la Fontana, precisamente en la noche fatal en que Lázaro fué arrojado del club.

Parece que no conoce usted al pueblo. ¿No ve usted cómo están La Fontana, Lorencini, La Cruz de Malta y Los Comuneros? ¿No ve usted cómo los liberales exaltados truenan contra los que llaman tibios, es decir, contra los que apoyan al Gobierno y forman la mayoría llamada sensata en las Cortes? Pues bien: el pueblo está furioso contra esos tibios; ya usted sabe cómo se ha logrado encender esa ira.

Hay quien asegura que tomó parte en las primeras facciones con Misas y el Trapense, y es indudable que al fin de los tres años constitucionales se presentó descaradamente con una partida en Moncayo, donde hizo estragos. Señores dijo con mucha solemnidad albricias: la Fontana es nuestra. ¿Qué hay? Cuente usted dijeron todos con gran interés. Que nos han dejado libre el campo.

Salió, pues, ya entrada la noche, dejando á Pascuala el encargo de no apartarse de Clara; y recordando que su tío había hablado de no volver á casa de las Porreñas hasta después de tres días, pensó dirigirse á La Fontana ó á casa del abate. Fué á La Fontana: entró en el cuarto interior, donde se reunían confidencialmente los principales políticos del club, y no lo encontró.

Los últimos que quedaban del partido tibio se han marchado, viendo que la opinión se va tras nosotros. Anoche le han dado una silba horrible. Han acordado marcharse todos, y el amo del café, Grippini, ha venido á decirme que si queremos continuar nosotros las sesiones.... ¿Pues no hemos de continuar? Esta noche misma dijo Alfonso con entusiasmo. Bien por la Fontana.

A esos necios de la Fontana les ha dado ahora por predicar el orden. ¡Qué orden ni qué ocho cuartos! Nosotros predicaremos la violencia, porque sin violencia no hay revolución; sin extirpar los obstáculos y arrancarlos de raíz, no se puede transformar este pueblo.

Claudio, que quería eludir el verdadero motivo de aquel acto, divagó, dando á Lázaro una porción de señas que aumentaron su confusión: le habló de don Elías, de su pueblo, del club de Zaragoza, de la Fontana. En fin dijo, decidido á salir del atolladero: no quiero llevarme el mérito de una acción que no debe usted agradecerme. Cada cosa en su lugar.

En la época á que nuestra historia se refiere, las sesiones estaban todavía en la planta baja. Aquéllos fueron los buenos días de la Fontana. Cada bebedor de café formaba parte del público. Entre los numerosos defectos de aquel local, no se contaba el de ser excesivamente espacioso: era, por el contrario, estrecho, irregular, bajo, casi subterráneo.

Palabra del Dia

malignas

Otros Mirando