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Actualizado: 21 de junio de 2025


Atraviesan el puente levadizo y continúan su carrera por el prado inmenso, que termina allá, en el bosque de abetos. Gertrudis da un regate hábil, pasa como una flecha junto a Juan, y antes que él haya podido seguirla está al otro lado del río.

¿Quién va? preguntó una voz potente. ¡Simón Aluardo, voto á bríos, que no quiere morir asado! ¡Y aquí en la torre tenéis también una dama á quien rescatar, junto con vuestro capitán el barón de Morel! ¡Pronto, bergantes! ¡La flecha y la cuerda, Vifredo, como en el sitio de Maupertuis! ¡Viva Simón! se oyó gritar á los arqueros y poco después la voz de Vifredo, que decía: ¿Estás pronto, camarada?

Y por vuestra vida, aprended también á disparar formando curva, pues aunque de ordinario la flecha va derecha al blanco, os hallaréis muchas veces atacando á gentes parapetadas tras las almenas ó en lo alto de una torre, ó á enemigos que ocultan pecho y cara con el escudo y á quienes sólo matan las flechas que les caen del cielo.

Dispara Pandaro la flecha: Agamenón va de tienda en tienda levantando a los reyes: entonces es la gran pelea en que Diomedes hiere al mismo dios Marte, que sube al cielo con gritos terribles en una nube de trueno, como cuando sopla el viento del sur; entonces es la hermosa entrevista de Héctor y Andrómaca, cuando el niño no quiere abrazar a Héctor porque le tiene miedo al casco de plumas, y luego juega con el casco, mientras Héctor le dice a Andrómaca que cuide de las cosas de la casa, cuando él vuelva a pelear.

Las tomaba, las levantaba, las desarmaba con una respuesta sin réplica: como hubiera hecho con una flecha hábilmente esquivada a la cual le quitaba el hierro acerado que podía herir.

Esta figura que de cera es hecha, En el nombre de Aurelio fabricada, Será con dura mano y blanda flecha Por medio el corazon atravesada: Quedará luego Zara satisfecha De aquella voluntad desordenada, Y el helado cristiano vendrá luego Ardiendo en amoroso y vivo fuego.

El conde, con la cabeza, echada hacia atrás, los ojos medio cerrados, aspiraba con delicia el fresco húmedo de la tarde. La carretera flanqueaba la colina en suave declive. Antes de trasponerla y perder de vista la ciudad, detuvo el caballo y echó una mirada atrás. Lancia era un montón, no grande, de techos rojos, sobre los que resaltaba la flecha oscura de la catedral.

Entendió el capitán Diego Fernández las palabras y el traidor propósito de los forzados y cayendo sobre ellos, porque el cómitre había muerto atravesado por una flecha, mató con su espada a cinco de los más rebeldes y furiosos.

Sin la certidumbre, jamás le hubiera yo dado flechazo. ¿Te acuerdas cuando me decías que le había yo dado flechazo? Ya sabes cuál fue la flecha de oro de que se valió amor para hacer tamaño prodigio. Don Jaime no tuvo necesidad de verme para sentirse atravesado de la flecha. Ya sabía él la muerte del Conde y que la Condesa estaba moribunda.

Al llegar en sus evoluciones cerca de una escalerilla de la cubierta de botes, volvió Mina la cabeza con muda invitación y subió rápidamente. Fernando, después de una espera prudente, fue tras de sus pasos. Se encontraron arriba en una láctea penumbra atravesada por la flecha roja de las luces solitarias. Nadie más que ellos.

Palabra del Dia

rigoleto

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