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Actualizado: 27 de junio de 2025
Ciertamente que esto no era imposible á nuestros ojos; si se nos hubiese preguntado sobre el particular, hubiéramos respondido que era hombre, y por lo mismo estaba sujeto á flaquezas, pero que esto nada rebajaba de sus excelentes prendas. Pues ahora, ¿porqué tanta exageracion?
Comprendiendo aquello, el muy tuno ¡abría cada ojo...! De todas las flaquezas humanas, la primera que apunta en el niño, anunciando el hombre, es la presunción. Juanín entendió que le iban a poner guapo y soltó una carcajada. Pero las ideas y las sensaciones cambian rápidamente en esta edad, y de improviso el Pituso dio una palmada y echó un gran suspiro.
Reconoces que tengo razón, y que eres de las que se componen para disimular y esconder sus maldades... No diré que sean precisamente maldades, tanto no. Soy generosa en esto como en todo, y diré flaquezas... pero ¡qué flaquezas!
Yo estoy dispuesta a ayudarte todo lo que pueda. No debiera hacerlo; pero tengo caridad y me hago cargo de las flaquezas humanas. Otra tomaría por la calle de en medio; yo creo que en cosas tan delicadas se debe proceder con cierto ten con ten.
De buena gana hubiese exclamado: «¡Qué ha de ser mi gusto! ¡Mi gusto sería pedir la absoluta en este momento, y quedarme aquí para siempre y vivir tranquilamente al lado de ustedes; ¡de ustedes, que son las personas a quienes más amo en este mundo!» Pero tuvo la flaqueza de callarse, y estas flaquezas suelen costar muy caras en la vida. ¿Y cuándo piensas irte? preguntó el caballero. Mañana mismo.
Así, a puro esfuerzo, entre flaquezas e impulsos, entre dentelladas y sonrisas, sin morder el mérito ajeno, caminando siempre del lado de los pobres, y sin andar de pedigüeño por entre bastidores y escaleras, se hizo hombre, ¡grande hombre!, el niño bondadoso del hogar infeliz, el sufrido presidiario de las canteras de Medina, el joven enfermizo y desterrado de la península ibera, nuestro José Martí....
En Me voy de Madrid se ridiculizan con tanto ingenio los periodistas y folletistas españoles, como en Las flaquezas ministeriales las intrigas y el egoísmo de los ministros modernos. La universalidad de su talento se muestra también en algunos dramas serios históricos, los más parecidos á los de los antiguos maestros, entre los últimos que posee el nuevo repertorio español.
Tengo la seguridad, pues, de que Goethe se hubiera paseado los domingos por Recoletos. Yo creo que ha hecho muy bien en vivir en la corte de Weimar donde tales flaquezas se perdonaban fácilmente. Y para terminar con el paseo de Recoletos. Ahora en la estación primaveral queda cubierto por una bóveda de follaje que le presta frescura y belleza.
El espíritu era digna joya de tal estuche: quebradizo, avinagrado y herrumbroso. Daba compasión contemplar aquel ser que parecía un castigo providencial de ciertas injusticias y flaquezas de sus padres. Más que un niño enfermizo, era un enano decrépito. Por razón de su miserable naturaleza, nada se le había enseñado; así es que, contando ya más de quince años, no sabía deletrear.
Aresti sonrió con lástima, ante aquel espíritu comercial, que examinaba la vida futura con el mismo egoísmo que si apreciase las probabilidades de un negocio. Ahora sí que le decía adiós para siempre. Su primo estaba bien agarrado, por el egoísmo y el miedo á la muerte, las dos flaquezas de los felices. Debías quedarte aquí, Luis: venir alguna vez.
Palabra del Dia
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