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Por otra ventana veía el descampado de las Cambroneras, un gran espacio de tierra atravesado por un riachuelo, en el que lavaban sus guiñapos las gitanas, flotando sobre la corriente trapos y pedazos de periódicos. Enfrente abríase un gran portalón dando entrada a una callejuela de guijarros flanqueada por dos hileras de casuchas.

Al norte de un patio silencioso y tranquilo que por un gracioso vestíbulo de estilo latino abre paso á un claustro de religiosas, hay una pequeña joya de ese tiempo, que es una portada de iglesia, adornada con todos los caprichos que distinguen la decoracion gótica del estilo terciario, y flanqueada de dos elegantes estribos que rematan en agujas prismáticas y pináculos.

La carretera perdíase de vista, flanqueada a un lado por la tapia interminable de la Casa de Campo y al otro por las colinas, en cuyos surcos comenzaba a surgir la cabellera de una cebada triste, pisada con frecuencia por los transeúntes. Siguió Maltrana una senda que conducía a una casucha en lo más alto de un montecillo.

Clara, en cuya torre se advierte por la parte inferior la manera de construir de los árabes, con sillares alternados á lo largo y de canto; otra es la iglesia de S. Miguel, que conserva de estilo morisco una lindísima fachada lateral con portada de ojiva túmida, ceñida por un arrabá de bellas fajas esculpidas, y flanqueada de esbeltas columnillas con capiteles bizantinos; y además una magnífica claraboya de arquitos de herradura sobre columnitas que parten del centro como otros tantos radios.

Atravesaron al paso, más sosegados que por la mañana, las calles de Azcoitia, y entraron de nuevo en la carretera, flanqueada siempre por el río, hundiéndose a poco en la cañada estrechísima y bravía que forman dos altas montañas, cubiertas de bosques sombríos que trepan cual escuadrones de árboles que quisieran escalarlas, para desgarrar en su cumbre el seno de las nubes, azuladas a veces, vaporosas como la flotante túnica de una poética maitagari; cenicientas otras, flotantes también, pero tétricas como el sudario que cubre las rígidas formas de un muerto.

Luego dijo á media voz á sus acompañantes que el viejo guardián era un imbécil. Vagaron dos horas por el antiguo recinto de la ciudad, viendo el trazado de sus calles, las ruinas del anfiteatro, la Puerta Aurea, que daba acceso á una vía flanqueada de tumbas.

Por mi gusto nos hubiéramos quedado a vivir en aquella casa inmensa, con dos torres de piedra parda y soportales con columnas... pero el coche siguió al trote; el Marqués tiene la vanidad de hacer que la entrada al Vivero habitable sea por aquí, por delante de la antigua mansión señorial.... Las ruedas vuelven a callar, como enfundadas, Romero y Clavel machacan sin estrépito con los cascos briosos la arena tersa, blanca y blanda de la avenida ancha y flanqueada de pretil de mármol con macetas y rosetones de verdura exótica.

Al sudoeste se dilata la hermosa bahía ó entrada de Boca-grande, obstruida por los Españoles; después la isla de Tierra-bomba, flanqueada por fortalezas; mas al sur la entrada de Boca-chica; en fin la grande isla de Barú, separada del continente por el Dique.