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Actualizado: 11 de julio de 2025


Mucha firmeza necesitará usted, lo , para dar cumplimiento a mi súplica; ¿mas no me dijo usted ayer mismo que le había devuelto el carácter... y el honor? Señora, espero darle la prueba.

El ejemplo dado por los nobles cundió y casi todos los regimientos perdieron sus oficiales. Necesitaban grande firmeza de carácter para resistir aquella epidemia que tomó el nombre de honor. Mi padre tuvo esta firmeza y no emigró. Solamente cuando se exigió a los oficiales del ejército un juramento que rechazaba su conciencia de servidores del rey, presentó su dimisión.

Y para poner más a prueba la vehemencia y la firmeza del amor de Juanita, añadió luego: Es inverosímil que , si don Andrés, como parece evidente, está enamoradísimo de ti, le desdeñes y me prefieras y me ames ahora, cuando antes, que no tenías a don Andrés, era a a quien despreciabas.

Acepto dijo con firmeza. Congratúlome exclamó el dominico, sin ocultar su satisfacción . Quedamos, pues, amigo mío, en que mañana, por la tarde, vendrá usted a nuestra residencia a tomarnos las medidas. ¿Eh? ¿Debo ir yo allí? preguntó, preocupado, Belarmino . ¿Qué dirán mis correligionarios? ¿Qué han de decir? Usted va como zapatero. Además, es lo más rápido y expeditivo.

Tía mía, replicó Herminia con firmeza, el primer golpe no fué asestado por mi marido; usted lo sabe muy bien. ¿Qué quieres decir? Dispénseme usted de explicarme acerca de ese punto; pero sepa que no ignoro nada de lo que ha pasado y que yo no puedo culpar á mi marido. Á estas palabras, que eran una verdadera declaración de guerra, la señorita Guichard se levantó.

Pues yo no te doy nada respondió Pepón con firmeza. Pues entonces hasta otra, tío Pepe. Hasta otra, Quino. Ambos empuñaron de nuevo los mazos y se pusieron á trabajar sin volver á dirigirse la palabra. Por la noche hubo esfoyaza en el palacio del capitán.

El Padre, después del salto, con tanta dulzura y cortesía como firmeza, reprendió por sus locuras a doña Luz; dijo que podría ser motivo de escándalo el verle correr y saltar de aquel modo; prometió no volver a salir nunca más a caballo, y cumplió la promesa. Esta misma firmeza de voluntad encantó a doña Luz, aunque iba contra sus gustos y caprichos.

Me aproximé, y en el tono más dulce y compasivo que me fue posible, pero con firmeza, le rogué que no interrumpiera la ceremonia, por respeto hacia aquella a quien lloraba.

Hablaba con gran firmeza y aplomo, no parecía tonto, y mostraba cierta superioridad que me humillaba, aunque yo no fuese lo que estaba aparentando.

Apreciaré mucho este diario: él será como un eco fraternal que engañe mi soledad y me servirá, al mismo tiempo, como una segunda conciencia, advirtiéndome no deje pasar en mi vida ninguna acción que mi propia mano no pueda escribir con firmeza.

Palabra del Dia

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