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Actualizado: 22 de mayo de 2025
Parece faltarles el pulimento final de la educación, las formas cultas que sólo se adquieren por un largo comercio con ideas ajenas a la preocupación de la vida positiva.
Porque no se retiran á tiempo, cuando la fuerza de resistencia de sus capitales hace llegar la hora de la ganancia. También, en la vida, los grandes devoradores, los hombres de espada, los multimillonarios, los gobernantes, son á su vez devorados por una nivelación final: la muerte. Pero antes de esto triunfan por los medios poderosos que la suerte ha puesto en sus manos.
En una de las paradas, al final de un trayecto del tranvía, Krilov debía descender; pero la muchacha no lo hizo, y él le dijo en voz alta al conductor: Deme usted un billete hasta la parada próxima.
Hasta final de temporada trabajó en otras dos obras, y por una de ellas experimentó la primera contrariedad de las muchas a que había de estar sujeta. Citáronla para asistir a la lectura, y acabada ésta le entregaron su papel, de poco más de un pliego, en cuya primera hoja estaban manuscritas las siguientes palabras: NINFA EL
Con la violencia de las explosiones saltaban hechos añicos los globos de vidrio del alumbrado de gas; el azufre colábase por todas las gargantas, llevando al fondo de los estómagos su sabor insufrible; pero todo entraba en la diversión, y al final, cuando estallaba el trueno gordo, haciendo temblar el suelo de la feria, la gente menuda prorrumpía en estruendosa aclamación, despertando de la pesadilla belicosa que la había enardecido durante media hora.
Sería por el estado excepcional de mi espíritu o por obra de un agente externo cualquiera; pero es lo cierto que a mí me pareció que aquella nota final estampada en el cuadro por el Cura de Tablanca, rayaba en lo sublime.
Al pasar yo delante de la iglesia, zumbaba el piporro, y vi relucir los cirios a través de las policromas vidrieras. El poeta habita al final del término municipal; en la postrera casa a la izquierda, en el camino de Saint-Remy, una casita de un solo piso, con un jardín delante... Entro muy despacio... ¡No hay nadie!
En algunas ocasiones habían llegado hasta los mismos lugares de combate, oyendo el silbido de los proyectiles. El nombre de la mayor aparecía citado en una orden del día. Y siempre el mismo comentario final: «Eran buenas. Algo locas, pero de hermoso corazón.» Transcurrió un año de guerra. Un día circuló la noticia de que Berta había muerto, víctima de su abnegación.
¡Impenitencia final! Elena al Padre Jalavieux. Tiene usted mucha razón, mi buen señor cura, y su sermón ha venido muy a propósito para poner un poco de aplomo en mi cabeza y un poco de prudencia en mi corazón.
El viejo Rogerio Chillingworth le seguía, como persona íntimamente relacionada con el drama de culpa y de dolor en que todos ellos habían sido actores, y por lo tanto con derecho bastante á hallarse presente en la escena final.
Palabra del Dia
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