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Ausencia, celos, quejas y desavenencias, odio, desdenes, penas, reconciliación y matrimonio. Teoría y consejos amatorios. Cariño y penas filiales. Religiosos. Sentenciosos y morales. Fiestas y baile. Columpio. Jocosos y satíricos. Estudiantes, soldados, marineros y mineros contrabandistas, brabucones y borrachos. Carcelarios. Históricos y tradicionales. Locales. Varios. Apéndice general.

Aquel respeto y amor filiales se transformaron con un soplo en pasión y deseo. Todo esto era gracioso, original; tenía un fondo estético que en ninguno de sus amores anteriores había encontrado.

Pero aún hay más: a todo esto ha añadido una ofensa cruel, que indica hasta qué punto tiene olvidados los más sagrados deberes filiales. Permítame Vd. que le haga una sola observación. Me consta que las relaciones de Vd. con Pepe no son tan cordiales como debieran... Yo le quiero con toda mi alma, y nada puedo creer de lo que Vd. me dice. Es preciso que yo le hable... Después, veremos.

En algunos lugares descendía rápidamente sobre el Mediterráneo, con el ligero declive de un baluarte, sin ninguna alteración que disimulase su derrumbe. En otros puntos su caída era más suave, creando un oleaje de piedra, montañas filiales que avanzaban sobre las olas, dibujando cabos y suaves golfos.

En su lugar encontramos vana hojarasca oratoria; en vez del lenguaje del sentimiento, hinchada fraseología; en vez de la lucha entre el honor, y el amor, y los deberes filiales, tan superiormente motivada en la comedia de Guillén de Castro, una coquetería opuesta á aquellos sentimientos; en vez de la figura heróica de Rodrigo, que se refleja y desenvuelve en los hechos representados como si viviera, un charlatán ostentoso; nos vemos, por último, obligados á aceptar el juicio de la Academia francesa sobre El Cid, aunque considerándolo con muy distinto criterio.

Clara le amaba, y á su despecho, contra su voluntad, había declarado su amor; pero sólo con los ojos, por donde se le iba el alma en busca del bizarro y gracioso estudiante, sin que todos sus escrúpulos religiosos v filiales fuesen bastante poderosos para detenerla. Don Fadrique pudo convencerse, en el largo coloquio que tuvo con D. Carlos, de que su pasión por Clara era verdadera y profunda.

La vida ruda de las Carolinas, aquella existencia de nocturnas aventuras que separaba al padre de la hija, haciendo familiar en la casa el riesgo de la muerte, había embotado los sentimientos filiales de la muchacha. Tantas veces había visto al padre herido y próximo a morir, que el disgusto doméstico de su fuga lo apreciaba como un incidente de escasa importancia.