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Actualizado: 27 de junio de 2025
Cuando el sesto emperador de Roma vio llegar su ultima hora, victima de una herida que se habia hecho con su propia mano a fin de evitar la vergueenza del suplicio que le preparaba un senado que antes era su esclavo un soldado conmovido en apariencia de una generosa piedad, quiso estancar con su vestido la sangre del emperador: el Romano espirando no lo permite y le dice con una mirada que manifestaba todavia su antiguo poder: iEs demasiado tarde! ?es esta tu fidelidad?
Ana se le arrojó a los brazos, le ciñó con los suyos la cabeza y lloró abundantemente sobre las solapas de la levita de tricot. La crisis nerviosa se resolvía, como la noche anterior, en lágrimas, en ímpetus de piadosos propósitos de fidelidad conyugal.
Debía decir adiós a las ilusiones y refugiarse en la fidelidad de sus recuerdos, lamentablemente olvidados durante el viaje. Este propósito de renunciación alegraba su conciencia, pero molestaba al mismo tiempo su orgullo de hombre, estableciendo en su interior una violenta dualidad. Le era muy dolorosa la indiferencia de las mujeres después de haberlas tenido a su merced, sumisas y adorantes.
Y conste, por último, que la fidelidad de Novillo era absoluta; nadie le conocía otros galanteos, ni siquiera claudicaciones de amor mercenario, en una capital de provincia donde todo se sabe.
En la misma vivía también una doncella joven, llamada Marfisa, con la cual tuvo amores; pero no duró mucho la ventura de los dos amantes, porque Marfisa se vió obligada á dar su mano á un abogado viejo, si bien hizo á su prometido, el mismo día de su casamiento, las más ardientes protestas de perpetua fidelidad, acompañadas de torrentes de lágrimas.
Pero en lo alto de la hoja, donde los abuelos ponían su mote de fidelidad á Dios y al rey, él había hecho grabar «¡Viva la República!». Sin este sable caballeresco, se negaba á tomar parte en una revolución.
Oído este parecer, mereció la aprobación de los padres de Isabel y de D. Diego, del Justicia y Regimiento: Azagra consintió también en ello, y colocaron juntos en un sepulcro de alabastro a los dos Amantes, honrando su fidelidad con muchos epitafios.
De las coqueterías de Rafaela no había nadie que no tuviese certidumbre; pero, si estas coqueterías no pasaban de cierto límite, más que ofender a D. Joaquín lisonjeaban su amor propio. Lo que es él, estaba convencido o se empeñaba en estar convencido de la fidelidad de Rafaela.
Así que a los postres, varios de aquellos presbíteros se juraban, estrechándose la mano, eterna fidelidad. Algunos se prometían ayuda corporal en el caso de que el sagrado pasto de los mansos parroquiales fuese violado por las ovejas de los incrédulos.
Con esto le juraron fidelidad, forzados á lo que yo puedo juzgar, de la violencia de Rocafort, porque deshechar á su príncipe natural, y tomar al estraño, y enemigo, no es posible que los Catalanes, y Aragoneses voluntariamente lo consintiesen, ni Rocafort lo intentáse, sino por la seguridad que tenian en los Turcos, y Turcoples, y parte de la Almugavaria que ciegamente le obedecían, aunque lo que Rocafort hizo no parece que fuese traicion, porque no tomó las armas contra sus príncipes, sino solo se apartó de sus servicios: cosa en aquellos tiempos licita y usada, y mas cuando precedian agravios.
Palabra del Dia
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