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Actualizado: 7 de junio de 2025
En la vida de San Vicente Ferrer, impresa en su novena, se refieren los siguientes milagros, y no hay duda alguna que quien cree en ellos, no puede de ninguna manera cultivar las funciones de su inteligencia. "Una mujer dió a luz un pedazo de carne sin figura humana.
Muerte del P. Lucas Caballero á manos de los indios Puyzocas. Muerte del P. Pedro Romero y Hermano Mateo Fernández á mano de los indios Chiriguanás I 190 Muerte de los PP. Nicolás Hernat, Diego Ferrer y Justo Mansilla. Muerte del P. Fideli I 111 Muerte del hermano Enrique Adamo I 208 Muerte del P. Bartolomé Ximénez en el puerto de Buenos Aires en 1717 I 183
Tal vez a impulsos del próximo parentesco se decidiese a regalarle una de aquellas joyas. Puede ser que Margalida le quiera, y entonces el Ferrer me dé una de sus pistolas. ¿Usted qué cree, don Jaime?...
La misma luz, el aspecto de siempre, pero él se imaginaba oír en el silencio nocturno nuevos ruidos, ecos de cantos, la voz de Margalida. Allí estaría el Ferrer odioso, y aquel pobre diablo del Cantó, y todos los atlots bárbaros y rudos, con sus trajes ridículos. ¡Gran Dios! ¿Cómo habían podido gustarle estos campesinos?... ¡Con lo que él había visto en el mundo!...
«El expositor del carbón, D. Leopoldo Ferrer. Se desea tener acciones para la explotación». A este documento, que se encuentra en el estante 2, tabla 5.ª, núm. 1.844, acompaña un plano del criadero que se cita. Fauna.
La de D. Fernando 1.º conocido en Aragon con el sobrenombre de Honesto, y en Castilla con el de infante de Antequera, y que fué elegido por S. Vicente Ferrer, su hermano, y otros compromisarios de los Reinos en Caspe, se hizo si cabe con mayor solemnidad, y la ALJAFERIA no brilló menos que en las anteriores. El Rey vino á Zaragoza en 15 de Enero de 1414.
12 Antes que todo es mi amigo, de D. Fernando de Zárate. 1 Santo Tomás de Villanueva, de D. Juan Bautista Diamante. 2 Los dos prodigios de Roma, de D. Juan de Matos Fragoso. 3 El redentor cautivo, de D. Juan de Matos y de Villaviciosa. 4 El parecido, de D. Agustín Moreto. 5 Las misas de San Vicente Ferrer, de D. Fernando de Zárate. 6 No amar la mayor fineza, de D. Juan de Zavaleta.
Febrer movió la cabeza. Sí; conocía el arma: él mismo se la había traído de Ibiza. Pues con esto continuó el chicuelo no hay guapo que se nos ponga delante. ¿El Ferrer?... ¡mentira! ¿El Cantó y todos los otros?... ¡mentira también! ¡Y pocas ganas que tengo yo de usarlo!...
Las mujeres agrupáronse chillando con instantáneo susto; los hombres quedaron indecisos; pero al momento, reponiéndose todos, prorrumpieron en gritos de aprobación y aplausos. ¡Muy bien! El Ferrer había disparado la pistola a los pies de su pareja: la suprema galantería de los hombres valientes; el mayor homenaje que podía recibir una atlota de la isla.
Un marino catalán, Jaime Ferrer, avanzando en el Mar Tenebroso, llegó a Río de Oro, cinco grados más al Sur del cabo Non, que los portugueses, ochenta y seis años después, creyeron ser los primeros en haberlo doblado.
Palabra del Dia
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