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Actualizado: 6 de noviembre de 2025
No, señor. Pues así se llama: Leto... eso es... Y por cierto que el nombre es lo peor que tiene el pobre chico. ¡Lo peor! ¿Y por qué, don Adrián? Porque es feo y hasta un poco... ¿a qué negarlo, qué caray!... Es feo... y raro, vamos.
Este soy yo... dijo con loca admiración . Trabajo me cuesta el creerlo.... ¿Y cómo estoy dentro de esta agua dura y quieta? ¡Qué cosa tan admirable es el vidrio! Parece mentira que los hombres hayan hecho esta atmósfera de piedra.... Por vida mía que no soy feo... ¿no es verdad, prima? ¿Y tú, cuando te miras aquí, sales tan guapa como eres? No puede ser.
Y, sacando la espada para poner en efecto el aviso y consejo de Sancho, llegó el escudero del de los Espejos, ya sin las narices que tan feo le habían hecho, y a grandes voces dijo: -Mire vuesa merced lo que hace, señor don Quijote, que ese que tiene a los pies es el bachiller Sansón Carrasco, su amigo, y yo soy su escudero.
¿Pero qué ideas tienes tú de las maneras de tomar venganza? No me preguntes nada... no sé... Vengarse es hacer lo que no se debe... lo más feo, lo más... ¿Y de quién te vengas así, criatura?
Aquí parece faltar una octava en que Sancho refiriera el "caso tan atroz, enorme y feo", que le había ocurrido y que D. Tello debía haber ignorado a aquellas horas de no haber sido él su autor. En general, este pasaje en octavas debe estar bastante viciado. dijo de sí, dijo sí. "Boca que dice de no, dice de sí." Refrán en el Comendador Griego, cit. por Cuervo.
Toda novedad le parecía acusadora de que antes había habido un sentimiento ilícito que ella había extirpado de su alma, y que, si aún existía en la del padre, era más ilícito y feo. Pudo tanto en doña Luz esta idea, que casi extremó más que nunca sus muestras de cariño y predilección hacia el P. Enrique.
El maquinista se resistió a dar más presión, la rueda giraba con esfuerzos estupendos... Aquello se ponía feo, muy feo, cuando oí la voz de Maal que, con el acento desesperado de un oficial de Tristán rindiendo su espada en Salta, gritaba: ¡Cabo!
¿Cómo otro? Es decir, ya no lo tengo: lo tenía... Es un primo que está empeñado en que le he de querer a la fuerza... No vaya V. a creer que es feo... al contrario, es guapo... pero a mí no me gusta... No lo puedo remediar. Le dije que sí, porque me dio lástima un día que se echó a llorar. Mientras conversábamos de esta suerte, íbamos caminando sosegadamente por las calles.
Palabra del Dia
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